¿Culpa de Obama?

¿Culpa de Obama?

 

¿No fue previsor ese senador de Illinois que en octubre de 2002 estimaba que una invasión de Irak sólo “avivaría las llamas en Medio Oriente, alentaría los peores impulsos en el mundo árabe y reforzaría el brazo reclutador de Al Qaeda”? ¿Fue más visionario el vicepresidente de Estados Unidos, que en ese entonces prometió que los ejércitos estadounidenses serían “recibidos como liberadores”? Hoy sin embargo es el segundo, Richard Cheney, quien acusa al primero, Barack Obama, de haber actuado en Irak como un traidor y además, de manera torpe. Y concluye con singular descaro: “Pocas veces un Presidente de Estados Unidos se habrá equivocado tanto a propósito de tantas cosas en detrimento de tanta gente” (1).
 
 
Por ahora, Obama excluye el envío de tropas estadounidenses contra las fuerzas yihadistas que controlan una parte de Irak (ver el informe especial, pág. 24). Pero aceptó despachar trescientos “asesores” militares al régimen de Bagdad, al tiempo que hizo saber que el primer ministro Nuri Al-Maliki debía ser reemplazado. Hace casi sesenta años, Estados Unidos ya había suministrado “asesores militares” a un régimen autocrático y corrupto: el vietnamita de Ngô Dihn Diêm. Un día, indignado por la ingratitud de su protegido, dejó (o hizo) que lo mataran. Lo que sucedió después quizás explique la actual reticencia del pueblo estadounidense a seguir los pasos de los belicistas: la escalada militar, el conflicto en toda Indochina, varios millones de muertos.
 
 

Travestir la historia

 
 
El balance de la intervención de las potencias occidentales es también catastrófico para los pueblos del mundo árabe. Mezquinas cuando podrían contribuir al desarrollo económico y social de Túnez o Egipto, renunciando por ejemplo a cobrar sus créditos, dejan de pensar en el gasto en cuanto necesitan destruir al enemigo del momento, invocando en su contra los grandes principios humanitarios. Los mismos que nunca aplican a sus protegidos regionales: ni a Israel, ni a Qatar, ni a Arabia Saudita (2).
 
El pasado 13 de junio, el presidente Obama atribuyó al país que Estados Unidos devastó la responsabilidad de la tragedia que vive: “Durante la última década, las tropas estadounidenses han hecho sacrificios extraordinarios para dar a los iraquíes la oportunidad de construir su propio futuro”. Al travestir así la historia, alentó a los neoconservadores, para quienes cada retirada de Washington precipita la decadencia estadounidense, el caos universal.
 
La guerra de Irak estaba “ganada” antes de que el actual Presidente ingresara a la Casa Blanca, repite ahora el senador republicano John McCain. Según él, cualquier crisis internacional se resuelve mediante el envío de marines. Por lo que el pasado 15 de marzo reclamó el envío de tropas estadounidenses a Ucrania. Y el 13 de mayo, una intervención militar en Nigeria. En 2002, Obama no quería “avivar las llamas en Medio Oriente”. ¿Sabrá mostrarse tan perspicaz en los meses venideros? 
 
 
1 Richard y Liz Cheney, “The collapsing Obama Doctrine”, The Wall Street Journal, Nueva York, 18-6-14. 
2 Véase Serge Halimi, “Impunidad saudí”, Le Monde diplomatique, edición Colombia, marzo de 2012. En Qatar, decenas de miles de obreros extranjeros trabajan en condiciones cercanas a la esclavitud en las obras de la Copa Mundial de Fútbol de 2022. 
 
 
*Director de Le Monde diplomatique. 
 
Traducción: Teresa Garufi

 

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