En Chisináu, un gigantesco fraude financiero arrojó a la población a las calles. Pro-rusos y pro-occidentales marcharon juntos contra el sistema oligárquico. Pero en vísperas de las elecciones presidenciales del 30 de octubre, la clase política se regodea en las viejas fracturas, mientras parece ignorar el hartazgo de los moldavos frente a los clivajes geopolíticos.