La naturaleza homogénea de sus poderes y sus poblaciones hace de Argelia, Marruecos y Túnez un polo de estabilidad en el mundo árabe. Pero con la excepción de Túnez, la apertura democrática que siguió a la primavera árabe se diluyó. Los regímenes del Magreb continúan empeñados en defender sus privilegios.
Entre el autoritarismo y la esperanza democrática. El Magreb, a la espera de la próxima chispa
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