Golpe bajo

Una “acción traicionera y malintencionada” aplicada por debajo de la cintura del contrincante, lo que la hace a todas luces ilegal, aunque se permita e incluso se jalee por parte de personas e instituciones que defienden esas maneras de hacer desde fuera del cuadrilátero.

Así lo muestran las críticas periodísticas, algunas razonadas pero llevadas a un extremo al que no habían llevado a otros presidentes antes, y las tumbadas de iniciativas que pretenden hacer cumplir su programa de gobierno y mejorar la situación de la mayoría, como las reformas laboral o a la salud, incluso la del consumo adulto de sustancias.

Cuando el Pacto Histórico ganó las elecciones de 2022 ya se sabía que eso era solamente un primer paso y que lo difícil vendría después (1). Habría que lidiar con la política anquilosada y sus políticos rémoras; con las instituciones acostumbradas a no trabajar sino por los poderosos; con las empresas, entre expectantes y frenteras; con la ciudadanía, anhelante por el cambio y, sobre todo, con los medios, consentidos y confabuladores, hechos a mandar desde las ondas, las pantallas o los papeles.

También avisamos que, para sanar un país enfermo de dos siglos de guerra, más o menos encubierta, de décadas de exclusión y de años de injusticias, se necesitarían seres sentipensantes (2) que comprendan que vivir sabroso es vivir dignamente, que se podría avanzar si todas y todos poníamos de nuestra parte y que el interés general debería estar siempre por encima del personal, lo social por delante del beneficio empresarial. Pero eso no iba a ser fácil y la realidad así lo está mostrando.

Está claro que en esta situación el principal perdedor está siendo Petro, al que quieren desgastar a toda costa, y sus políticas, también las comunicativas en las que tiene un déficit histórico; pero, además, quiénes más pierden son la ciudadanía y el país. Claro que no toda ni todo, continúan ganando los grandes empresarios, las clases pudientes y la llamada ‘gente de bien’. Es decir, los de siempre antes y parece que también ahora.

En Colombia, históricamente, por obra y gracia de la elevada concentración mediática, los medios tradicionales son mucho más que el cuarto poder, son el otro poder. Ponen y deponen, hacen y deshacen, autorizan o desautorizan. Cuentan con la fuerza necesaria para desvirtuar la realidad y confundir a la ciudadanía a base de ´golpes bajos`.

Por eso, en tiempos de pantallas y bulos, de redes virtuales y medios, no se sabe bien si de información o de todo lo contrario, las buenas estrategias de comunicación –por calidad e intenciones– se hacen no sólo necesarias sino imprescindibles. Sin embargo, la política de comunicación de Gustavo Petro está siendo, por decirlo fácil y en una sola palabra, mala. No in-forma, no convence, no contradice y no comunica.

No es suficiente con escribir en las redes, informar a los seguidores en los pasillos o discutir con los detractores en el Congreso, hay que comunicar con la gente, con la sociedad en su conjunto. Para ello, como decía nuestro añorado maestro Martín Barbero, basta con tener qué decir, y el presidente Petro lo tiene, pero debe saber transmitirlo; pensar con la propia cabeza, que creo que lo hace bastante, y ganarse la escucha. Ahí está el reto.

Ese ´golpe bajo` ha tomado forma de ´golpe blando` con el que los poderes tradicionales quieren devolver al país a su pasado, sin tumbar directamente al Presidente de la República sino cortándole la hierba bajo los pies, llenando el aire con bulos y malas interpretaciones de las gestiones del Gobierno. Frente a ello, un grupo de intelectuales y líderes internacionales ha firmado una carta (3) de apoyo a Petro en la que advierten sobre cómo esos poderes están “desplegando el poder institucional combinado de los organismos reguladores, los conglomerados mediáticos y la rama judicial del país para detener sus reformas, intimidar a sus partidarios, derrocar a sus dirigentes y difamar su imagen en la escena internacional”.

Y contra eso no es lo más acertado enfundarse los guantes y saltar al ring porque el árbitro, los jueces y hasta el de la campana están del lado del otro. Lo que hace falta es pedagogía y comunicación política. Más que tuitear y meterse en la maraña de las redes virtuales, es momento de salir a comunicar lo que se hace bien y lo que se hace regular o no se hace y explicar porqué. Con argumentos, con hechos, con cifras… y todo eso no cabe en un tuit.

Es hora de volver al barro, a las calles, a gritar, al más puro estilo de los inicios de la prensa: ¡extra, extra! Y contar todo lo bueno hecho en tan poco tiempo y en condiciones tan difíciles, pero sin desmerecer al contrario ni caer en sus patrañas, y lo extraordinario que se piensa hacer si el tiempo, la autoridad y los otros poderes lo permiten. El arte de la negociación, la política, requiere de la pedagogía y de la acción. Y también de la comunicación.

Poco después de la toma de posesión del nuevo Gobierno, la periodista Yolanda Ruiz escribía para El País (4), edición América, que “este Gobierno de vértigo ha tenido serios problemas para comunicar ideas, proyectos y ausencias. No es claro si es por la cantidad de anuncios, por la falta de experiencia o por no tener una clara estrategia de comunicaciones. Lo cierto es que muchos asuntos no se han informado adecuadamente al país”. Pese a que finaliza aclarando que “Es mejor gastar el capital político en las reformas que el país necesita que en debates inútiles porque no se informa bien”, pero si las reformas se explican y comunican bien son más comprendidas y efectivas. Es posible apostar a ambos aspectos, aunque cueste tiempo y dinero.

Si la política de comunicación no está planificada, consensuada y bien dispuesta para ser transmitida; si la pedagogía no alcanza a llenar los muchos vacíos de años de ignorancia en asuntos públicos –y no por falta de ganas o interés, sino por no estar incluidos en la vida social–; y si la difusión se enreda en desmentir y pelear con molinos de ondas, papeles y pantallas en lugar de ampliar las voces y sus discursos, estaremos abocados a luchar contra lo imposible: tumbar a las clases dominantes y a sus dominadores medios. El panorama hoy es otro y la lucha también se debe hacer desde otras trincheras (5).

De proceder así, las clases dominantes y sus acólitos seguirán estando ahí cuando despierte el último de los dinosaurios. Lo importante es cómo narramos lo que sucede entre el placentero sueño del monstruo y su tierno despertar a la nueva realidad de un país que quiere salir de años de ignominia, guerra e injusticia para pensar en otra Colombia, la de las y los colombianos del común, de las y los de abajo, de las y los de las calles y los campos. Los medios tradicionales, entiéndase entre esos los de mayor difusión: dos cadenas de TV, cuatro emisoras radiales y dos medios en papel, uno diario y otro semanal, con la excepción de algunas personas profesionales entre sus filas, seguirán estando siempre con ´la gente de bien`, pero esa no es nuestra lucha. Al menos no por ahora.

Luciniano Rodríguez, sindicalista y militante del Partido Comunista de España, escribe, sobre la situación de la izquierda en aquel país para las elecciones generales del próximo 23 de julio, “¿acaso la comunicación política de la izquierda tiene que caer en el barro y la mentira como instrumento? Este es un artículo urgente [“La comunicación política de la izquierda”] (6). No dejar de decir lo que creo que es necesario en un momento en que todo es mucho más complejo”.

Y Fabio López de la Roche afirma (7) que “una política de comunicación gubernamental y más específicamente de comunicación presidencial, tiene que tener en cuenta esta fragmentación del ecosistema comunicativo contemporáneo, para proponer una estrategia multimedial, transmedial o multiplataforma, para comunicar a la opinión pública sus diversos programas y las ideas-fuerza gubernamentales y presidenciales”.

Porque el panorama siempre es más complicado para la izquierda cuando gobierna, porque tiene que pelear con lo que está a su derecha, que es mucho, y convencer a todo lo que está de su lado, que es mucho más, aunque ´cuente` menos. Por eso se necesitan mejores medios alternativos y alterativos, mejores portavoces, más cercanos a la ciudadanía que a los poderes ocultos, y mejores discursos, más reales, más cercanos y más nuestros, de todas y todos. Así podemos empezar a construir nuevos escenarios y los nuevos guiones que se han de representar en ellos.

La película del futuro cercano es nuestra, y hay que protagonizarla. Pidámosle al director (Presidente), que nos facilite el guion, que admita modificaciones, que nos deje ser las actrices y los actores del cambio, que negocie, ceda o presione, pero que no cambie el rumbo. Aunque el mar se llene de tormentas.

Siempre ha sido más fácil creer que cuestionar, obedecer que rebatir, asentir que replicar. Los medios saben que lo ´sensacionalista` vende y convence y que, muchas veces, la gente prefiere no tener que pensar si algo es verdad o mentira y que le guste más o le dé igual. Se necesita tener cierto “escepticismo educado” para no comernos todas las mentiras y manipulaciones que nos llegan como golosinas para el cerebro.

Tal como recoge el editorial del semanario Voz  (8) del 7 de junio de 2023, replicado en la contraportada de la edición en papel número 365 de Mundo Obrero, es clave “encontrar una dinámica comunicativa y mediática que socialice los logros y aciertos. En la batalla mediática tenemos que superar el reto que ha montado la derecha”. A lo que habría que añadir que hay que tener y practicar una política comunicativa cercana a la ciudadanía, que cuente con los medios alternativos y alterativos y que gaste sus esfuerzos en formar e in-formar y no en peleas que no van a ninguna parte. La comunicación es fundamental para la metamorfosis social.

1. “El cambio se hizo realidad, ahora empieza lo más difícil”, en desde abajo, https://www.desdeabajo.info/actualidad/colombia/item/el-cambio-se-hizo-realidad-ahora-empieza-lo-mas-dificil.html

2.  “Amanece la nueva Colombia”, en Mundo Obrero https://www.mundoobrero.es/2022/08/10/amanece-la-nueva-colombia/

3.  “Un golpe blando está en marcha en Colombia”. Noticia con la carta y las firmas de apoyo a Petro. En Mundo Obrero https://www.mundoobrero.es/2023/06/08/un-golpe-blando-esta-en-marcha-en-colombia/

4. Ruiz, Yolanda: “Los líos para comunicar del Gobierno Petro”. En El País, América-Colombia https://elpais.com/america-colombia/2022-08-30/los-lios-para-comunicar-del-gobierno-petro.html

5. Desde abajo (2023): Redes sociales y medios de comunicación. Bogotá: desde abajo-FES Comunicación.

6. Luciniano Rodríguez: “La comunicación política de la izquierda”. En Mundo Obrero, 31 de mayo de 2023 https://www.mundoobrero.es/2023/05/31/la-comunicacion-politica-de-la-izquierda/

7.  F. López de la Roche: “La comunicación presidencial de Gustavo Petro: antecedentes, riesgos y desafíos”, en revista Sur https://www.sur.org.co/la-comunicacion-presidencial-de-gustavo-petro-antecedentes-riesgos-y-desafios/

8. “Contra el sabotaje, confianza y movilización”, editorial del semanario Voz, junio 7 de 2023 https://semanariovoz.com/contra-el-sabotaje-confianza-y-movilizacion/

* Doctor en Comunicación y Ciencias Sociales.

Información adicional

Autor/a: Iñaki Chaves*
País: Colombia
Región: Suramérica
Fuente: Le Monde diplomatique, edición 234 julio 2023
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