El pasado 15 de junio de este año entró en vigor el Tratado de Libre Comercio entre Colombia y Estados Unidos. ¿Qué pudo cambiar a la opinión pública colombiana frente al TLC con los Estados Unidos? Los intereses y la vertical voluntad política de los presidentes Uribe y Santos, en primer lugar. Los voluminosos estudios, como el de la firma Araújo Ibarra, en segundo lugar. La cantinela de los medios masivos de comunicación con la consigna de “conquistar el mercado más grande del mundo”, en tercer lugar.
Uribe pone sobre la mesa la carta colombiana del ‘plan Colombia’ de guerra a financiar por los Estados Unidos, contra la carta norteamericana de que Colombia apruebe el TLC bilateral, tras el fracaso del Alca en Suramérica. Toma y daca. En cambio, Santos lo haría más por convicción, dentro de los parámetros de la Tercera Vía, compartida con el premier Tony Blair. En Londres se mantiene la ideología colonial de la división internacional del trabajo, puesta en marcha por el Imperio Británico. Estas dos hipótesis explicativas tienen bastante lógica.
El trabajo de infantería estaría a cargo del ministro del Interior Sabas Pretelt de la Vega, veterano ex presidente durante 15 años de la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco), cuyo núcleo más poderoso es el gremio de los comerciantes importadores. El ministro Pretelt fue el motor que no sólo coordinó e impulsó innumerables ruedas de prensa, seminarios, simposios, conferencias, talleres y estudios a lo largo y ancho de todo el país sino que además logró vencer las reticencias en el Congreso de la República, con una votación confortable y acelerada para la aprobación del TLC.
¿Qué puede la literatura ante tales fuerzas? La autorizada voz del Nobel Joseph Stiglitz, que advierte sobre el peligro de la asimetría entre la economía más fuerte y un pequeño país, recibe la sordina de los medios. La seria anotación del profesor de Harvard Jeffrey de que el masivo advenimiento de capitales industriales extranjeros a Colombia era una mera ilusión, mientras no fuera un hecho el cese real de la violencia, tampoco tuvo eco. Tampoco se oyen autorizadas voces nacionales como las de Eduardo Sarmiento y Mauricio Cabrera, ni la de algunos gremios menores. Mucho menos las de los pueblos indígenas, los sindicatos y otras expresiones de los movimientos sociales.
En este artículo se trata de condensar la prueba ácida tradeCAN a que se someten los resultados del estudio “500 productos promisorios”, por ser la más exhaustiva investigación realizada en el país por la firma Consultora Araújo & Asociados S.A (1). Patrocinada por el Departamento Nacional de Planeación, el Bancoldex, el Sena, Seguros Bolívar, Bavaria y Colombia Digital; auspiciada por el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, por Proexport y por la Andi; con la activa colaboración de las secretarías de Planeación y de Desarrollo de 12 departamentos, congregados en nueve regiones estratégicas, y con el decidido apoyo de la Alta Consejería para la Competitividad y la Productividad, presidida por Fabio Valencia Cossio.
Si el modelo Araújo Ibarra no pasa la prueba ácida confortablemente, estaríamos ante el modelo colonial de los años 20, en el que la asimetría del comercio entre la potencia británica y los subdesarrollados latinoamericanos producía la mecánica del “efecto de importador al debe”, con crisis recurrentes de la deuda externa, como le sucediera a Argentina hace poco, y el subsiguiente bloqueo financiero. Célebre también el episodio histórico de las fragatas británicas y alemanas que en 1903 apuntaron sus cañones a los puertos venezolanos, en son de cobranzas.
Investigación Araújo Ibarra
Los criterios empleados para la selección de los 500 productos entre 1.502 productos, se establecen con una compleja, muy costosa e incisiva metodología econométrica, quizá con el enfoque del “capitalismo popular”.
La ponderación para calificar a cada uno de los 1.502 productos fue de 60 por ciento a criterios de la demanda y 40 a criterios de oferta. Que las exportaciones de tal producto registradas en Colombia no supere los US$500.000 (para cumplir con la directriz de que los productos seleccionados sean nuevos). Aunque la tradicional “polvareda” de pequeñas exportaciones colombianas quizá no signifique novedad sino sobrantes y negocios ocasionales muy erráticos.
1.- Criterios de demanda: a.- El valor de las importaciones de Estados Unidos en 2005: 18%. b.-El crecimiento anual de las importaciones de Estados Unidos por producto: 18%. c.- La existencia de proveedores de países con nivel de desarrollo similar a Colombia: 12%. d.- Arancel: 12%.
2.- Criterios de oferta: a.- Oferta exportable, actual o potencial: 12%. b.- Producción actual-Encuesta Manufacturera: 4%. c.- Producción actual regional-nacional: 4%. d.- Opinión gremios y entidades: 12%. e.- Estudios regionales: 8%.
Con esta metodología, aplicada por un comité calificador, la Consultora Araújo Ibarra detecta los 500 productos industriales promisorios y varios subsectores de servicios para el mercado en Estados Unidos, y propone una estrategia para fortalecer su productividad y su competitividad regional.
Falencias iniciales
El Estudio Araújo Ibarra tiene cuatro graves falencias de enfoque inicial:
1) El estudio omite el “efecto maquila” muy favorable a China, México y los países centroamericanos, que eclipsa muchas “oportunidades promisorias” de Colombia, que habría que descartar. Tampoco se descartan en la prueba ácida.
2) Aunque sí excluye el petróleo, cuyos dólares producto de las exportaciones están exentos de reintegro al país y que sufragan sus costos internos con el producto en pesos de las ventas al interior del país; pero no excluye ni el carbón ni el ferroníquel, que gozan del mismo régimen. En cambio, no incluye a Ecopetrol. Este supuesto escamotea el efecto “milagro chileno”, fundamentado en la nacionalización del cobre como primer productor del mundo (Allende 1971, ratificado por Pinochet 1973) y el “milagro venezolano” con la nacionalización del petróleo como quinto exportador del mundo (C.A. Pérez 1976). Dos países que pueden soportar la importación a discreción mediante ese cambio que obliga al reintegro de divisas por exportación, aunque ambos sufran de la enfermedad holandesa en su sector industrial.
3) A diferencia de todos los grandes países exportadores, no aborda Araújo Ibarra el tema de la localización de los complejos exportadores. Sí ilustra los costos de transporte por ciudades, pero no advierte que cuando ese costo interno supera el arancel 5 por ciento, esas ciudades prácticamente deben ser excluidas como situs exportador, frente a la competencia con situs costeros y al promedio arancelario de los Estados Unidos del 3. Puesto que las exportaciones suelen estar apoyadas por un consumo interno fuerte, esto tendría que dar pie a una relocalización de las filiales exportadoras. De lo contrario, se refuerza el estilo colombiano antiexportador y mediterráneo.
4) No aborda los graves temas de los subsidios agrícolas y las barreras paraarancelarias de los Estados Unidos. La prohibición explícita por el Senado de Estados Unidos de negociar esos temas por tratarse de un problema de ‘seguridad nacional’ en caso de guerra, elimina para Colombia el sector agropecuario como “sector promisorio”, o por lo menos sus productos deberían clasificarse como “estrellas en eclipse”. En nuestra prueba ácida, tampoco se descartan.
Prueba ácida (2)
La prueba ácida consiste en aplicarles a los 500 productos de “gran potencial exportador colombiano” el instrumento TradeCAN (Competitive Analysis Nations) (3), con la base de datos TradeMap (4) y con el sistema arancelario armonizado (HS) a seis dígitos para aproximarse a los 500 productos. Como algunos de estos productos están a 8 o 10 dígitos, en la reagrupación a seis dígitos no se encuentran 500 productos sino 416 productos. Esta prueba ácida opera sobre dos simples variables: el dinamismo de la demanda importadora de Estados Unidos y la competitividad de Colombia, de los 416 productos agrupados en 20 sectores.
La primera variable de dinámica importadora se mide con crecimiento porcentual de cada producto frente al total de las importaciones del producto y el país en cuestión. Esta medición expresa el criterio asumido por los grandes países exportadores, que sólo se embarcan en productos con una demanda externa dinámica por su crecimiento interanual y abandonan los productos cuya demanda empieza a fenecer. La segunda variable registra la competitividad efectiva expresada en el crecimiento porcentual de las exportaciones colombianas de ese producto, con relación a las exportaciones de otros países similares, de ese mismo producto. Califica la eficacia del esfuerzo exportador.
Este instrumento TradeCAN no es un modelo explicativo sino un instrumento exploratorio inicial que únicamente detecta la situación de los productos promisorios frente a esas dos variables. Pero esta exploración abre o cierra la puerta para los estudios de aproximación y prefactibilidad de los productos interesantes. El uso de este instrumento, para que sea eficaz, debe estar operado en un Observatorio internacional permanente sobre oportunidades de inversión a la exportación, con expertos que aproximen su prefactibilidad, antes de remitirlo a los centros de decisión política y empresarial, para los estudios de factibilidad y construcción de “nichos tecnológicos” (5).
De la aplicación a los datos por productos o por sectores resultan cuatro posibilidades que se localizan en uno de los cuatro cuadrantes de un gráfico cartesiano sencillo:
1) Productos “Estrellas menguantes” (-) y (+): son los productos que tienen una demanda importadora decreciente en los Estados Unidos y una relativa oferta exportadora creciente colombiana (Cuadrante arriba-izquierda): 5 productos.
2) Productos “Estrellas en ocaso” (-) y (-): son los productos que tienen una demanda decreciente en los Estados Unidos y una relativa oferta exportadora decreciente colombiana (Cuadrante abajo izquierda): 148 productos.
3) Productos “Estrellas nacientes” (+) y (+): son los productos que tienen una demanda creciente en los Estados Unidos y una relativa oferta creciente colombiana (Cuadrante arriba derecha): 119 productos.
4) Productos de “Estrellas fallidas” (+) y (-): son los productos que tienen una demanda creciente en los Estados Unidos y una relativa oferta decreciente colombiana. Son las oportunidades fallidas (Cuadrante abajo derecha): 9 productos.
Para un total de 281 productos sobre los 416 Araújo Ibarra, resultan: 119 nacientes, 148 en ocaso, 9 fallidas y 5 menguantes.
Si se califican 128 productos como acierto de Araújo Ibarra (119 estrellas nacientes más la identificación de 9 estrellas fallidas), sobre las 416 analizadas, la metodología merecería la calificación proporcional de 1,5 sobre 5. En la prueba ácida están incluidos los productos con una localización actual de elevados costos de transporte interno, porque aún tienen la posibilidad de relocalizar sucursales costeras. Pero la calificación podría empeorar si se eliminan las “Estrellas eclipsadas” por subsidios y paraaranceles y las “estrellas aparentes”, productos con exención de reintegro de divisas (carbón y ferroníquel), salvo el petróleo. Claro que sí están excluidos por autoeliminación los productos del “Polvo cósmico” (135), que son aquellos que Estados Unidos importa entre una cantidad nula o baja, equivalente a unos miles de dólares. Total: metodología espuria, que creó falsas expectativas sobre el TLC.
1 Consultora Araújo Ibarra & Asociados S.A. “500 nuevos productos y servicios, para nueve regiones de Colombia, con gran potencial de mercado de Estados Unidos, CD, Bogotá, 2006.
2 Cálculos de John Florián en BG-JF/Dane: “Cuenta internacional intermedia”, CD, Bogotá, 2010.
3 Los tres instrumentos más reconocidos para la medición de las oportunidades de Inversión a la exportación son: el que se usa aquí, Competitive Analysis Nations (CAN), a cargo de la Cepal; el Índice de los Tipos de Cambio Real Efectivo, publicado por la revista The Economist; y el Word Competitiveness Yearbook del Word Economic Forum.
4 Comtrade, de la división de Estadística de las Naciones Unidas, cubre “más del 90% del comercio mundial, lo que permite que TradeMap incluya a más de 220 países y territorios, y 5.300 productos definidos en un nivel de 2, 4 o 6 dígitos del Sistema Armonizado (HS)”, con series de más de 10 años atrás. Dos enfoques principales guían la presentación de información de la TradeMap: el enfoque por producto y el enfoque por país.
5 Este es el proceso del exitoso modelo MITI japonés usado por los Cuatro Tigres del Sudeste Asiático (Corea, Tailandia, Hong Kong y Singapur), seguidos por los tigres menores (Malasia, Indonesia, Tailandia y Filipinas), miembros de la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN). Claro que esto implica una política industrial muy fuerte y en llave con los empresarios privados.
* Economista, editor Le Monde diplomatique, edición Colombia.