Oriente Medio presenta un escenario de dramáticas convulsiones. Siria se asoma al abismo de la guerra civil: la revuelta popular es incapaz de provocar la caída del régimen del presidente Bachar Al-Assad, quien encabeza una cruel represión que, pese a los miles de muertos, no ha podido aún sofocar. Mientras la “primavera árabe” prosigue su lucha por la dignidad y la democracia, Estados Unidos, Israel, Rusia y China permanecen expectantes.