Las relaciones entre Arabia Saudita y Estados Unidos, frías durante la última presidencia de Obama, se entibiaron con la asunción de Donald Trump. Un giro sorpresivo, considerando los ataques del entonces candidato Trump contra la monarquía wahabita, que debe mucho al lobby estadounidense prosaudí.
Lluvia de petrodólares sobre think tanks, expertos y medios. La temible influencia del lobby prosaudí
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