En las costas turquesas del Océano Índico, la guerra entre grupos yihadistas y fuerzas gubernamentales paraliza la explotación gasífera. Más de un millón de habitantes huyeron, mientras Ruanda despliega 4.500 soldados en una provincia rica pero devastada.
Los ataques de grupos armados se multiplican en la provincia de Cabo Delgado desde el 2017. Y el 30 de mayo de este año dos incursiones armadas provocaron la muerte de treinta soldados mozambiqueños. En un contexto de pobreza generalizada y de marcada degradación económica, al gobierno de Mozambique le cuesta enfrentar esa amenaza, a pesar del muy activo apoyo del Ejército ruandés.

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