Retos de la acción climática: más allá de la COP16

Las Conferencias de las Partes, conocidas popularmente como las COP, se adoptaron en la Cumbre de la Tierra celebrada en Río de Janeiro en 1992, con el objetivo de crear agendas y definir compromisos alrededor de la conservación y uso sostenible de la biodiversidad, una respuesta desde el multilateralismo al deterioro ambiental de nuestro planeta.

Actualmente 196 países hacen parte de este convenio, sin embargo, los avances tanto en los objetivos del milenio como en los acuerdos que se establecen cada dos años en las COP son mínimos. Resaltamos en este artículo algunos aspectos que explican este hecho, relacionados con los límites y retos de la acción climática que van más allá de la COP16.

La crisis ambiental

Si hay que marcar un momento institucional que responde a los diagnósticos tempranos que alertan sobre el deterioro ambiental del planeta Tierra realizado por distintos ecólogos y estudiosos del ambiente en general, ese momento es la Conferencia de Estocolmo realizada en 1972, ya que ahí se asume el concepto contemporáneo de ambiente como la relación sociedad-naturaleza y se propuso la educación ambiental como una estrategia para tomar consciencia de esa realidad y saberla enfrentar.

Estocolmo 72 fue importante, además, por otras varias razones: 1. Empezó el tránsito de lo ecológico a lo ambiental. 2. Develó grandes contradicciones entre distintos sectores, como los conservacionistas y los desarrollistas, así como entre los mismos desarrollistas creyentes en solucionar todo con progresos técnicos–tecnológicos y sin cuestionar el modelo de desarrollo, frente aquellos que realizaban una dura crítica al capitalismo y su imposibilidad de darle respuesta al deterioro de la esfera terrestre1. 3. Se vio claramente quiénes se beneficiaban de la contaminación y el deterioro ambiental (grandes corporaciones y Estados) y a quiénes afectaba directamente (las comunidades). 4. Quedó claro que en poco más de siglo y medio de desarrollo capitalista, medio siglo del periodo monopólico del capital y dos décadas del modelo Revolución Verde, el planeta Tierra estaba atravesando por un momento inédito, toda vez que la problemática ambiental había sobrepasado las escalas locales de los conflictos ambientales para trascender a un problema global.

Luego del ascenso al capitalismo monopólico y del desenlace de las dos guerras mundiales, se dio un impulso a la producción concentrada en algunos Estados, particularmente Estados Unidos, país vencedor en dichas confrontaciones bélicas. Era necesario reconstruir la capacidad productiva de los llamados países del centro, además de sus fuerzas productivas, un propósito solo posible de asumir por quien emergía en ese momento como el imperio hegemónico. Una reconstrucción productiva y económica que le generó a diversidad de países inmensas deudas y, con ella, dependencia de la nueva gran potencia global.

Hay que recordar que buena parte del poderío económico financiero de Estados Unidos se da por explotar territorios en distintas partes del hemisferio, muchas de ellas plenas en bienes naturales y fuerza de trabajo barata. La concentración de capital lleva consigo una creciente expoliación de la naturaleza y, por ende, mayor consumo de combustibles fósiles, motor de la gran industria y la agricultura de Revolución Verde.

La mercantilización de todas las formas y fuentes de vida, característica y ley del capitalismo, transformó a la naturaleza en botín de diversidad de multinacionales, bajo su égida entraron e hicieron norma los monocultivos y el extractivismo en general, devastación sin límites, que junto al crecimiento sin par de los centros urbanos, la producción industrial y la imposición del automóvil como medio de transporte esencial, potenciaron el cambio climático, desde hace años al límite o superando indicadores de alarma.

Con el auge neoliberal, como nueva etapa de acumulación del capital, todo ello alcanzó dimensiones impensables. La Conferencia de Rio 92 brinda la bendición a todo ello, el discurso de la sostenibilidad se apuntaló desde allí como una forma de lavarle la cara al capitalismo e intentando conciliar el neoliberalismo con el ambientalismo o más bien, con la vida2.

Situación actual

¿Cuál es el panorama actual luego de tres décadas de la Cumbre de la Tierra y la Conferencia de las Partes? ¿Qué tanto hemos avanzado en la protección del medio ambiente global? Muy poco, lastimosamente, a pesar de todas las estrategias implementadas desde distintas organizaciones y organismos internacionales, las cuales no logran contener el accionar global de diversidad de Estados y multinacionales siempre amparados en discursos del cuidado del planeta. No hay que olvidar que en el particular de las multinacionales su capacidad económica trasciende en muchos casos el poder de los Estados y de las organizaciones internacionales encargadas del tema ambiental.

En febrero del presente año, salió un informe del Servicio de Cambio Climático Copernicus de la Unión Europea, mostrando cómo la temperatura del planeta aumentó 1,52°C entre febrero de 2023 y enero de 2024, así mismo, la temperatura promedio de la superficie del mar alcanzó los registros más altos conocidos hasta ahora. Es una realidad que deja en vilo los postulados trazados por organismos multilaterales y movimientos de acción climática, de no incrementar la temperatura entre 1,5 y 2°C. La realidad desdice sus propósitos, ante lo cual el profesor Bob Watson, expresidente del organismo Cambio Climático de las Naciones Unidas, sentenció ante la BBC que “esto excede cualquier cosa que sea aceptable”3. La imagen que puede verse antecediendo el título del artículo muestra las consecuencias que esto acarrearía según Ambición COP, organización que trabaja en el marco de la Acción Climática4:

Es el producto de la acción humana, en especial de los países más poderosos y todo lo asociado a ellos. Así, la producción agrícola ha aumentado 300 por ciento en los últimos 50 años según cálculos de la FAO, gran parte de ello debido a monocultivos de inmensa extensión, basados en semillas alteradas genéticamente. Una realidad que afecta la diversidad natural previamente existente en variadas partes del mundo, reduciendo espacio y alimento para las especies animales y vegetales previamente allí asentadas. Incremento de producción agrícola que no sirve para acabar el hambre en el mundo, toda vez que 783 millones de personas padecen este flagelo y 150 millones de niños menores de cinco años sufren retrasos de crecimiento y desarrollo por falta de nutrientes esenciales en sus dietas. La contradicción de esta realidad evidencia que su pretensión no es la de producir para erradicar el padecimiento que agobia y acorta la vida de millones sino la de acumular más y más ganancias.

Es una persistencia de empobrecidos y hambre a pesar de existir 570 millones de toneladas de alimentos disponibles, muchas de ellas desechadas como desperdicio, una realidad con un costo calculado en 1 billón de dólares/año (más de un tercio de los alimentos que se producen a nivel mundial), lo cual representa un fracaso según el informe de Naciones Unidas que lo reporta, que también alerta que esos desperdicios generan entre el 8 y el 10 por ciento de las emisiones globales de gases efecto invernadero y ocupa el equivalente a casi el 30 por ciento de las tierras agrícolas del mundo (más de una cuarta parte de la superficie agrícola mundial)5. Estos datos muestran la irracionalidad de la forma de vida que promueve la actual sociedad capitalista.

Otro elemento que describe la crisis medioambiental es lo relacionado con la biodiversidad, tema principal en las COP. Hoy día más de 45.300 especies están bajo amenaza de extinción, lo que corresponde al 28 por ciento de las 157.100 especies evaluadas en la Lista Roja de Especies en Peligro de Extinción de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Según la WWF6, cerca de un millón de especies vegetales y animales están en peligro de extinción, además entre el 1 y el 2,5 por ciento de las aves, mamíferos, anfibios, reptiles y peces ya se han extinguido, realidad que impacta también en la diversidad genética, también agravada por la pérdida de sus hábitats gracias al cambio climático. En América Latina se ha perdido el 17 por ciento de la extensión original de bosques nativos y otro 17 por ciento están degradados, generándose un ciclo de retroalimentación negativa porque los bosques contribuyen a mitigar las emisiones de CO2 en la atmósfera (se estima que 7,6 gigatoneladas al año, un 18% de las emisiones de carbono)7.

La acción climática y la COP 16

Este año la COP16 va a ser en Colombia en la ciudad de Cali, bajo el lema de Paz con la Naturaleza. Fue elegida como sede por pertenecer a una de las zonas más biodiversas del país y del mundo, la Región Pacífica. La ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Susana Muhamad manifestó respecto a este evento y el enfoque que se le quiere dar, lo siguiente:

“En Colombia, la paz con la naturaleza significa recuperar los procesos históricos de los territorios y las luchas sociales, incluyendo a las comunidades, en la búsqueda de una convivencia armónica con el ambiente. La biodiversidad del país y la diversidad cultural son claves para dignificar los territorios y construir la paz, empoderando a las comunidades en alianza con el Estado. Por eso es necesario trabajar juntos para que la vida se reproduzca y la naturaleza recupere su curso, en un mundo desestabilizado por combustibles fósiles”8.

Las palabras de la Ministra expresan claramente el ideal de lo que significa restablecer una acción recíproca favorable entre la sociedad y la naturaleza, sin embargo hay que ser claros, esto que expresa trasciende las intensiones que se puedan tener con esta COP, porque como bien lo dice, es fundamental comprender los procesos históricos para sentar unas bases materiales realistas de transformación, sin embargo, a lo que se ha asistido es a compromisos de papel que no rinden los resultados esperados, como lo demuestra el límite de los 1,5°C de aumento en la temperatura que ya sobrepasó el planeta antes del tiempo proyectado.

Hay que decirlo con claridad: el mundo no está desestabilizado por combustibles fósiles, tal como lo dice la Ministra, sino por el capitalismo en su apetito voraz de acumular ganancias a costa de los pueblos y los territorios; los combustibles fósiles son uno de sus motores, así como las drogas psicoactivas y la industria armamentista. Por otro lado, con esas palabras, pareciera que el empoderamiento de las comunidades llegase desde afuera y no producto de un proceso histórico propio e independiente, de acuerdo en asumir su identidad y papel como pueblo, porque la alianza con el Estado depende de quiénes lo controlan y bajo qué intereses.

Son más que comprensibles las razones políticas para elegir el Pacífico colombiano como reservorio de un patrimonio cultural y biodiverso incalculable, pero es también una región contrastante y contradictoria, que vive los flagelos de la guerra, posee una base militar que funciona como enclave, así como territorios controlados por aparatos de fundaciones y empresas extranjeras que expropian material genético para acrecentar sus bancos de germoplasma, como sucede en el Centro Internacional de Agricultura Tropical (Ciat) ubicado en Palmira, semillas que eran parte de la base alimentaria de las comunidades indígenas, campesinas y que se van perdiendo (es difícil conseguir semillas para cultivar la zona plana del Valle, es decir, coloquialmente las semillas para tierra caliente); es el contraste de los desiertos que son los monocultivos de caña y maíz en la zona plana, de pinos, eucaliptos y aguacate hass en la montaña. Desiertos verdes que dejan sin agua a las comunidades y para lo cual las corporaciones ambientales se vuelven cómplices otorgando concesiones en millones de metros cúbicos a empresas y disminuyendo o quitando a las comunidades.

En este sentido, es importante que en la Conferencia de las Partes diferencien a los representantes de los gobiernos y los organismos internacionales de las organizaciones sociales, en lo que denominan la zona verde y la azul, puesto que en últimas no toda la humanidad soporta los mismos impactos ambientales derivados de la doble crisis, la climática y de la biodiversidad, sino que son las comunidades de los países menos industrializados y las zonas marginales de las grandes metrópolis las que se ven mayormente afectadas.

Es de prever, por las razones expuestas, que el marco del evento no es suficiente para lograr los cambios necesarios para conservar y recuperar la biodivesidad, de ahí la importancia de las movilizaciones y de la presión constante por parte de los movimientos sociales para denunciar lo que está en curso y levantar banderas alternativas para contenerlo y abrir caminos para superarlo.

En ese camino alternativo, no se trata de remendar al capitalismo mediante el discurso de la sostenibilidad, sino de transformar radicalmente las relaciones sociales que reproduce el actual modelo de sociedad. El desarrollo sostenible es un eufemismo neoliberal que pone en el centro el desarrollo económico dejando de lado el desarrollo humano y natural, por eso las medidas como el pago por servicios ambientales termina beneficiando a los que degradan el medio natural, porque si los que contaminan pagan, aquellas corporaciones dueñas del capital tienen el derecho a contaminar.

Esas mismas empresas, como los ingenios azucareros, son las que promueven propuestas para la COP como la del paisaje cultural cañero que es a todas luces, cuando menos, un despropósito9, puesto que fue la consolidación de este monocultivo la que acabó con la producción campesina de la zona plana del valle geográfico del río Cauca y por ende, la cultura campesina. Por otro lado, hay suficientes hechos y testimonios que vinculan sectores de los ingenios con el control territorial; cabe recordar que Colombia es el país donde mayor cantidad de líderes ambientales y defensores de derechos humanos amenazados y asesinados hay. Esos son parte de los aspectos de justicia social y ambiental que se deben cambiar.

Más allá de la COP está la respuesta a la crisis. Están en construcción propuestas interesantes a escala internacional y nacional. En el país se fortalecen las experiencias agroecológicas, en particular la agroecología de los pueblos, como otra forma de economía humana sustentable en función de lograr autonomía y soberanía de las comunidades en sus territorios, mediante experiencias como las Escuelas Campesinas (Ecas) y Escuelas Obrero Campesinas de Agroecología (Eocas), en su relación con los trabajadores de la educación, de servicios y sectores sindicales de la industria agroalimentaria. Así mismo, experiencias organizativas alrededor de la gestión comunitaria del agua que no sólo se concretan local o regionalmente, sino que formulan propuestas de ley contrarias a la normativa tecnicista que promueve la privatización de las fuentes de vida hídricas. Estos dos ejemplos, concretos, expresan un sinfín de experiencias prácticas bastante ricas de educación y economía popular, recíproca y solidaria, que sirven de base para cambiar el orden de cosas existente, basadas en la alianza fundamental entre los sectores obreros, campesinos y populares.

Como epílogo, se comparten los principios que construyó el movimiento ambiental popular organizado en Cerco (Consejo Ecológico de la Región Centro Occidental) en el año 198310, en un encuentro de carácter internacional denominado Econgente 83’, que expresan los anhelos y las claridades que se tenían desde ese momento sobre lo que ahora es una crisis civilizatoria:

•   La Tierra es la casa del ser humano; si permitimos que la destruyan, se acaba nuestra propia casa.

•   No sólo se trata de conservar nuestra casa, sino también a quien la habita; no tiene sentido una casa sin moradores.

•   Hay sociedades de consumo y desecho que ensucian su propia casa y la ajena, envenenan al ser humano y las otras especies con que habita.

•   Hay Estados que se apropian de los recursos de otros. No hay Estados ricos, ni Estados pobres. Hay Estados depredadores y Estados depredados.

•   Los Estados depredadores no sólo saquean nuestros recursos, sino que imponen tecnologías que la mayoría de las veces acaban con nuestros ecosistemas.

•   En los Estados depredados, hay seres humanos e instituciones que propician la entrega de nuestros recursos y el arrasamiento del entorno. l

  Debe tenerse en cuenta que en ese momento aún se mantenía dentro de las Naciones Unidas la pugna entre los países del bloque capitalista versus los del bloque socialista.

2   Puede decirse que el capitalismo también promueve un tipo de ambientalismo acorde a sus intereses mercantiles, que pretende desdibujar quiénes son los verdaderos responsables de la crisis ambiental, descargándola en toda la humanidad, sin tomar en consideración ni siquiera la escala de los impactos ambientales o quiénes poseen el poder sobre los medios de producción y fomentan la sociedad del consumo y el desecho.

3   Watson, Bob, 2024. Entrevista en el programa Today de BBC Radio.

https://www.bbc.com/mundo/articles/cge7ql9xyk9o

4   AmbiciónCOP.

https://porelclima.org/actua/ambicioncop/objetivo/agenda-accion-climatica-global/5791-el-1-5-c-es-el-limite

5   Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, 2024, Informe sobre el índice de desperdicio de alimentos 2024. Nairobi.

  WWF, 2020, (2020). Informe Planeta Vivo 2022. Hacia una sociedad con la naturaleza en positivo. Almond, R.E.A.; Grooten M.; Juffe Bignoli, D. y Petersen, T. (Eds). WWF, Gland, Suiza.

7   “el 17 % de la cuenca del Amazonas ha sido deforestada162 y otro 17 % del bioma se encuentra degradado163. Esto supone una amenaza para la Amazonía, un componente crucial en el sistema climático de la Tierra porque almacena entre 150 y 200 000 millones de toneladas de carbono164,165; y por su biodiversidad, que incluye el 18 % de las especies de plantas vasculares, el 14 % de las aves, el 9 % de los mamíferos, el 8 % de los anfibios y el 18 % de los peces que viven en los trópicos ” (Ibid).

8   Susana Muhamad, 18 de Julio de 2024, COP 16, oportunidad única para que Colombia avance hacia la construcción de la Paz con la Naturaleza. Fuente: https://www.undp.org/es/colombia/noticias/cop-16-oportunidad-unica-colombia-avance-construccion-paz-naturaleza

  Pérez, M. Álvarez, P. 2024. La trampa del paisaje cultural cañero: un monocultivo de impactos socioambientales enmascarado como patrimonio. Fuente: https://revistaraya.com/la-trampa-del-paisaje-cultural-canero-un-monocultivo-de-impactos-socioambientales-enmascarado-como-patrimonio.html

10  CERCO fue una propuesta que se pensó desde el ambientalismo popular, pero tuvo una corta duración porque fue coptado por diferentes corrientes institucionales y tecnicistas dentro del movimiento ambiental colombiano. Actualmente se ha retomado mediante la propuesta de Territorio Escuela en el marco de la Agroecología de los Pueblos.

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Información adicional

Autor/a: Escuela Obrero Campesina de Agroecología Yanubá Tucurrumbí - Territorio Escuela
País: Colombia
Región: Suramérica
Fuente:
El Diplo We would like to show you notifications for the latest news and updates.
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