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Sobre los conflictos no negociables en minería. La vida no tiene precio

Sobre los conflictos no negociables en minería. La vida no tiene precio

 

Gavilanes negociando con gallinas. Después del triunfo ciudadano que significó detener el proyecto de Santurbán, el gobierno nacional y las transnacionales intentan revivir el proyecto minero.

 

En las sociedades existen contradicciones negociables, realidades que pueden transformarse sin que implique la desaparición a colectividades humanas y sus formas históricas de organización. Contrariamente existen valores y relaciones con el territorio constituidas históricamente por las comunidades que no son transables, ya que cualquier modificación implica el fenecer de los grupos sociales establecidos.

Una interpretación del aporte seminal de Hirschman (1994), sobre conflictos divisibles (relacionados con diferencias negociables en temas económicos, en particular los referentes a la distribución de ingresos) y conflictos indivisibles (basados en profundas diferencias étnicas, morales, culturales), fundamenta la siguiente hipótesis: existen profundos antagonismos en cuanto a valores, estilos de vida y visiones del mundo que afectan el uso y asignación de recursos naturales y que no se pueden negociar, en especial cuando los adversarios están disputando un mismo ambiente finito, vulnerable y escaso que, por lo mismo, no permite satisfacer usos tan diversos y disímiles. Ejemplos de estos dilemas y disyuntivas son: agricultura orgánica versus minería; preservación del medio ambiente versus extracción minera. En el caso de Colombia esto ocurre, en especial, en lugares como el páramo de Santurbán y las montañas de Cajamarca, al igual que en las selvas de la amazonia y la orinoquia.

 

Minería como una muerte a crédito

 

Una muerte al contado equivale a la guerra total, o a un desastre tecnológico que, cuan una explosión (2), instantáneamente causa pérdidas irreparables: muertos, culturas desaparecidas y naturaleza devastada. Una muerte a crédito (3) es una destrucción gradual, la cual da lugar a una vida miserable (como la de un enfermo en situación de extrema pobreza), y a una existencia en la que el prójimo es un instrumento al que se le imparten dolores para obtener alivios efímeros. Cuando la extracción de recursos minero-energéticos ocurre en lugares que albergan y nutren la vida y la cultura, entonces tal empresa extractiva es tan depredadora como una mortandad a cuotas. A quienes hablen de minería sostenible en lugares como Santurbán, habría que formularles tres preguntas:

 

  1. ¿Conservaría usted su salud luego de vender un órgano de su cuerpo o permitir que le quiten 500 gramos de su carne?
  2. ¿Privilegiaría el valor de cambio de un millar de avarientos especuladores de oro, en lugar del valor de uso de millones de personas que consumen el agua de un páramo?
  3. ¿Pondría una gota de mercurio en su tinto?

 

¿Podrán conciliar los gavilanes con las gallinas?

 

Aún brillantes y honestos economistas ambientalistas, destacados por mostrar las virtudes de la regulación comunitaria (como alternativa a mercados y estados), no evaden sesgos profesionales –obsesión por el intercambio, fe en que para todo hay un precio, e ilusión en el bien común incluso cuando hay conflictos extremos.

Mediante sus prolijas investigaciones, el profesor Cárdenas (4) muestra que en grupos humanos con alto sentido del bien colectivo (confianza y unos recursos de uso común) es virtuosa la cooperación: si todos o la mayoría invierten sus esfuerzos en un fondo común (representado metafóricamente por una marrana que sirve de alcancía), entonces gozan las mieles de unos rendimientos crecientes (sus fuerzas se multiplican en virtud del trabajo social).

Cuando Cárdenas reproduce el juego de la marranita con disímiles actores (representantes del Estado como la Ministra de Medio Ambiente) y del mercado (con delegados de empresas mineras), algunos campesinos de ciertas comunidades) y con notables ausentes (ambientalistas y opositores a la extracción minera en Santurbán), además de generar espectáculo y alguna tentativa de consenso (5), también deja muchas dudas, entre ellas: ¿Saldrá algún consenso entre gavilanes (depredadores) y gallinas no tan depredadoras?, ¿en una reunión de concertación con importantes ausentes, grandes prevenciones, y adversarios tan radicales se podrá lograr algún consenso? ¿Podrá funcionar un juego cooperativo en una comunidad (con relaciones directas y personalizadas, simetría económica y política, convergencia de creencias y valores) cuando a éste se incorporan agentes exógenos y claramente depredadores como la minería a gran escala y un Estado sediento de rentas mineras para resolver urgentes problemas fiscales? ¿Se podrá jugar con estrategias limpias de “apretón de manos” de la cooperación comunitaria, con jugadores que implementan estrategias de juego sucio como el engaño, el soborno y aún la violencia?

Argumentos que ponen en duda la negociación en Santurbán

 

Tanto para el caso de Santurbán como para los presentados por todo el país, las empresas mineras, el gobierno y las comunidades no podrían negociar simétricamente en un escenario en donde habrá gran presión en torno a los intereses de las multinacionales y no una elección democrática por parte de los colombianos con relación a la conservación de sus recursos. Es claro que sobre una escogencia comunitaria no debería darse una injerencia de las empresas mineras si se tiene presente que la prioridad de ellas es la extracción y no el cuidado y la sostenibilidad del recurso ajeno, así que su rol debe desempeñarse después que las comunidades y el gobierno hayan concertado una serie de acuerdos con base en sus intereses y necesidades, sin estar al vaivén de un actor externo que además cuenta con un grupo de especialistas para direccionar la toma de decisiones a su favor (6).

Por la anterior, y por otras razones, los ambientalistas y los miembros del Comité para la defensa del agua y el páramo de Santurbán no participaron en la mesa de “negociación” y sumado a ello, aunque solicitaron otros espacios de participación –como una audiencia pública–, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible no facilitó estos canales. Esto ocurre, en parte, porque los argumentos de la resistencia a la minería a gran escala van en contravía de los intereses de firmas como Eco Oro y de la locomotora minera, tan prioritaria para el gobierno Santos.

En cuanto a los acuerdos del pasado 28 de enero entre el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, representantes de las comunidades del Páramo de Santurbán y autoridades del área metropolitana de Bucaramanga, debe resaltarse que estos resultan interesantes en la medida en que propenden por nuevas estrategias de conservación del páramo. Pese a lo que filósofos como Sandel (7) llamarían “incentivos perversos”, como la implementación de un mecanismo con el que se le pagará a los campesinos por la realización de servicios ambientales para recuperar el páramo de Santurbán. Hay ideas como la de impulsar una nueva pequeña minería, comprometida con la protección del agua, fuera de las zonas de la delimitación y que propenda por la eliminación, en el menor tiempo posible, del uso de mercurio y cianuro (8). No obstante, da la impresión que tales acuerdos resultaron sólo en las responsabilidades de los locales y en la buena voluntad del gobierno para financiar estas iniciativas, dejando de lado la discusión sobre la gran minería cuya responsabilidad recae en la multinacional y que en últimas es lo que ha generado el gran debate sobre la minería en el páramo de Santurbán.

 

El camino de la resistencia civil

 

Con base en estos argumentos, en los que las condiciones no están garantizadas para una negociación con una participación efectiva por parte de las comunidades, múltiples sectores de la sociedad colombiana prefieren optar por acciones propias de la resistencia civil, en vista de la poca efectividad de los espacios reglamentados y no reglamentados de participación ciudadana, tal como lo afirma Ergwin Rodríguez-Salah, antes director de Fenalco en Santander: “la poca recepción del gobierno no dejó otra opción que la movilización y la protesta pacífica” (9).
Estos procesos de movilización y resistencia civil, no están enfocados a una negociación con actores cuyas preferencias son claramente opuestas a la de los ciudadanos que propenden por la conservación de los recursos naturales y el agua, sino que están encaminados a un proceso de persuasión de la sociedad civil, con el fin de generar tal presión a través de todo tipo de acciones colectivas, desobediencia civil y resistencia que no le deje otro camino a la empresa que el de desistir de la ejecución del proyecto.

En otras palabras, su fin no es la negociación con el Estado o con la empresa, sino una buena interlocución con la comunidad que le genere una gran cantidad de adeptos dispuestos a cooperar en la medida en que se identifican con las demandas del respeto a la vida, al agua y al territorio.

1 “Social Conflicts as Pillars of Democratic Market Society” Political Theory 22, Nº 2 (May, 1994): 203-218.
2 McKenzie R. y Tullock, 1980. La nueva frontera de la economía. Madrid: Espasa-Calpe. Cap. X.
3 Ver la extraordinaria novela del mismo título, del francés Louis-Ferdinand Céline.
4 Se destaca su libro: Dilemas de lo colectivo: Instituciones, pobreza y cooperación en el manejo local de los recursos de uso común, 2ª reimpresión, Ediciones UniAndes, 2009. Premio “Alejandro Ángel Escobar en ciencias, 2009”. Y su artículo: “Le confiamos la biodiversidad al mercado, al Estado, o a la comunidad?”. Ambiente y Desarrollo Nº 8 IDEADE, Universidad Javeriana, 2001.
5 Ver: http://www.elespectador.com/noticias/medio-ambiente/una-marrana-simbolo-de-santurban-articulo-471171; y http://www.minambiente.gov.co/contenido/contenido.aspx?catID=1384&conID=9110. Y también “el ‘profe’ Cárdenas y la marrana Santurbana” en: http://lasnotasdepastor.blogspot.com/.
6 Ver: Comité de defensa rechaza sentarse en mesa de negociación de Santurbán http://www.bluradio.com/53006/comite-de-defensa-rechaza-sentarse-en-mesa-de-negociacion-de-santurban
7 Sandel J. 2013. Lo que el dinero no puede comprar. Debate.
8 Ver: Cuatro acuerdos fundamentales en Santurbán http://www.minambiente.gov.co//contenido/contenido.aspx?conID=9110&catID=1384
9 Ver: El Dilema de la actividad minera en Santurbán http://revistasupuestos.uniandes.edu.co/?page_id=5461 y Locomotora minera está mal concebida http://www.elespectador.com/noticias/nacional/locomotora-minera-esta-mal-concebida-articulo-396605

* Respectivamente profesor principal y estudiante investigadora, Facultad de Ciencias Políticas y Gobierno, Universidad del Rosario.

 

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