Las elecciones políticas de 2026 están para alquilar balcón: no hay partido ni grupo hegemónico
y las coaliciones serán necesarias para obtener el triunfo. La competencia es abierta y todo vale;
las identidades ideológicas antagónicas polarizan el campo de batalla político, cuyo pulso ganó relieve durante el primer semestre del 2024 en dos eventos consecutivos: el primero, el 21 de abril
la derecha movilizó masivamente a los opositores e inconformes con el actual gobierno (un intento
de 'derrocamiento', lo llamó el Presidente); el segundo, el 1º Mayo, Día del Trabajo, las fuerzas hoy
en el gobierno lo asumen como un reto en la lucha por impulsar su programa reformista. La disputa
en curso confirma que Duque enterró la derecha y Petro la resucitó.
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