Por impulso del presidente de Turkmenistán, el Akhal-Teke, o caballo turcomano, pasó al centro de la escena nacional. En un país que se independizó en 1991 tras la disolución de la URSS y que mantiene un vínculo tenso con Moscú, el Akhal-Teke opera como símbolo de unidad nacional y, a la vez, fortalece la autoridad presidencial.