En el mundo actual, donde la geopolítica acude con frecuencia a la guerra como medio de solucionar las diferencias, surge una opción que evita las posiciones extremas y se centra en el diálogo como uno de los principales valores humanos.
En el mes de octubre el líder de los tibetanos en el exilio, el Sikyong (Presidente) Pempa Tserintg, visita a Colombia en una etapa más de la gira mundial para dar a conocer la situación que atraviesa su país que desde 1949 está bajo el dominio de la República Popular de China (RPC). El más visible líder tibetano, el 14° Dalai Lama, decidió hacerse a un lado de su gestión política en 2012 para concentrarse como líder espiritual que promueve una visión pacifista y de entendimiento para la humanidad. El Sikyong, apoyado en su gabinete, el Kashag, se dedica a buscar apoyos en todo el mundo, especialmente en Occidente, para presionar que la RPC, bajo el liderazgo de Xi Jiping, vuelva a poner sobre la mesa de diálogo, como lo hubo entre 1979 y 2009, una eventual autonomía para la región del Tíbet.
La historia del Tíbet es larga y compleja, alternando periodos de independencia y de ocupación por los imperios mongol y chino. Tras una breve etapa de independencia desde 1912, China volvió a ocupar el territorio tibetano con la llegada de la revolución que lideró el Partido Comunista bajo la dirección de Mao. Durante la revolución el Tíbet mantuvo un estatus ambiguo: de facto era independiente, aunque China lo considerara una región más de su territorio nacional. Las potencias de Occidente mantenían relaciones comerciales directas con el Tíbet, si bien aceptaban la soberanía china, un doble rasero que Occidente ha mantenido durante muchos años y que no ha hecho sino complicar la situación del pueblo tibetano (1). En 1959 el Dalai Lama se vio obligado a huir y desde el exilio promover, a través de su carismática autoridad espiritual y de su vocación pacifista, la atención mundial sobre su país para que se escuche el clamor por la preservación de su identidad cultural.
Qué es la ACT
El Tíbet hoy no cuenta con un reconocimiento político por parte de las Naciones Unidas, sin embargo el Gobierno en el exilio, denominado Administración Central del Tíbet –ACT–, opera desde Dharmasala, en el norte de la India y procura mantener en la agenda de los líderes mundiales el asunto de la autonomía de su territorio y población. Los diálogos entre el gobierno chino y lo tibetanos en el exilio, fueron permitidos desde 1979 por Deng Xiaoping quien admitió que “salvo la independencia, todos los demás temas pueden ser discutidos a través de negociaciones”. Sin embargo, con la clausura de los Juegos Olímpicos del 2008, toda posibilidad de continuar los diálogos se cerró y desde entonces no ha sido posible que China acepte reabrir la discusión. Durante la última década, el gobierno de Xi Jiping ha reafirmado la negativa de reabrir cualquier discusión sobre el tema. Por su parte, la ACT insiste en un dialogo que ya no pretende la independencia –una costosa concesión que el mismo Dalai Lama –ha reconocido– sino que se garanticen unas condiciones de mínima autonomía política, pero sobre todo, la preservación de la rica cultura tibetana que comprende dos religiones: el bon, una religión chamánica y animista, la más antigua, y el budismo tibetano, una variante del budismo originado en la India, además de la lengua y escritura tibetana, junto a un gran acervo de textos que son columna vertebral del budismo tibetano.
¿Por qué el Tíbet es relevante?
El Tíbet tiene una enorme importancia geopolítica. La región llamada “el techo del mundo” –su altitud promedio es de 4.900 m.s.n.m–, y también el “tercer polo”, por los inmensos recursos hídricos del macizo montañoso del Himalaya es de interés para las potencias del mundo. Allí nacen grandes ríos que bañan la región, entre otros, el Brahmaputra, que recorre la India, el Río Amarillo y el Yangtsé, la China, y el Mekong que baña gran parte del sudeste asiático. Para el planeta, el Tíbet es una despensa de agua valiosísima y por ello China no está dispuesta a cederla. Las crecientes preocupaciones sobre el calentamiento global, el retroceso de los glaciares, la desertificación, la inseguridad alimentaria y la pérdida de biodiversidad apuntan a la importancia del Tíbet. Por ello abordar estas cuestiones es urgente; exige un aumento de la investigación científica; igualmente se requiere un examen crítico de las políticas existentes de conservación ambiental y desarrollo económico y un nuevo pensamiento sobre cómo valorar el peculiar y paisaje tibetano (2).
A otro nivel, y por sus casi insalvables condiciones geográficas, el Tíbet constituye una “zona amortiguadora” con el vecino del sur, India. El Himalaya es una barrera amplia y segura para cualquier pretensión que el subcontinente asiático, u otra potencia, por ejemplo, de Occidente, tenga sobre China. Por ello es comprensible la renuencia de China de ceder en el asunto, pero a un enorme costo para la cultura y la identidad tibetana.
El Dalai Lama y su prestancia mundial
El Dalia Lama tiene un gran impacto en Occidente y se ha convertido en un líder no sólo religioso sino casi de nivel estatal, así haya delegado la gestión política en la ACT. ¿Qué hace que él tenga tanta prestancia en Occidente? Principalmente, su magnetismo personal: en medio de un planeta convulsionado por las guerras, su visión pacifista es un bálsamo para una humanidad en busca de paz. Por ello es, en cierta forma, un personaje de la talla de Mahatma Gandhi en su momento, quien a través de su política de no confrontación y no agresión llevó a la India a la independencia de la corona británica. El sitio web del Dalai Lama afirma que: “su Santidad aboga por el cultivo de la calidez de corazón y de valores humanos como la compasión, el perdón, la tolerancia, la satisfacción y la autodisciplina. Opina que como seres humanos somos todos iguales. Todos queremos felicidad y nadie quiere sufrir. Incluso las personas que no tienen creencias religiosas pueden beneficiarse si incorporan estos valores humanos en sus vidas. Su Santidad se refiere a valores humanos tales como la ética secular o los valores universales” (3).
Pretensión del gobierno tibetanoen el exilio
El Sikyong Pempa Tsering, con su activismo político en todo el mundo, busca reabrir los diálogos entre China y la ACT para alcanzar lo que llama “una autonomía genuina” –cuidando de no utilizar la palabra independencia–, y apoyándose en el principio budista de “el camino del medio” para alcanzar una solución perdurable y mutuamente benéfica. Esta ganancia recíproca reconoce, por una parte, que China necesita mantener su zona de amortiguación frente a India y eventualmente del apetito insaciable de Occidente de extender sus fronteras políticas y militares cada vez más al Oriente, como se ha visto en los últimos años en el conflicto de Ucrania y, de parte de la ACT, poder preservar la cultura tibetana con todo lo que esta encierra en cuanto religión, costumbres, idioma y tradiciones. En una palabra, la ACT busca preservar una identidad cultural que parece no tener cabida dentro del lema de Xi Jinping de “una china, una nación” que pretende integrar todos los grupos étnicos para fundirlos en una China indivisible donde se reconoce una herencia compartida que se remonta a más de 5000 años.
¿Qué es el Camino Medio?
La expresión “camino medio” parte del enfoque budista sobre la vida práctica, obviando los extremos de la abnegación y la autoindulgencia, así como de la percepción de la realidad que evita posiciones extremas, por ejemplo, la expectativa de una vida eterna o el fin de la existencia humana con la muerte. Según el budismo, el camino intermedio se refiere a la resistencia que tuvo Buda de aceptar incondicionalmente cualquier forma extrema de práctica o punto de vista teórico. El Buda se describió a sí mismo como alguien que afirma proposiciones condicionalmente en lugar de mantener posiciones absolutas. En ese sentido, el camino intermedio, para los budistas, generalmente se refiere a evitar dos extremos de la vida práctica, a saber, la indulgencia en los placeres sensuales, por un lado, y el ascetismo severo, por el otro. Desde esa perspectiva, es consecuente que el Dalai Lama, y la ACT, encabezada por el Sikyong Pempa Tsering, defiendan “el camino del medio” como el vehículo para sortear las diferencias que los separa del gobierno de Beijing.
La ACT parte de que históricamente el Tíbet fue un país independiente, y legalmente, por ello tiene derecho a ser libre. De otra parte, China continúa reclamando tal territorio como propio y lo gobierna con puño de hierro, negando los derechos fundamentales a quienes lo habitan. El Enfoque del Camino Medio (Umaylan, en tibetano) formulado por el Dalai Lama, construye sobre los principios budistas tibetanos de interdependencia y no violencia. Según la ACT, de seguirse el Camino Medio entre las partes, se respetarían los derechos fundamentales del pueblo tibetano, traería paz y seguridad a China y proporcionaría, además, esperanza e inspiración a las áreas de conflicto en todo el mundo.
En resumen, se trata de avanzar sobre un término medio entre esas posiciones opuestas, con lo cual el Tíbet seguiría siendo parte de la República Popular China, pero los tibetanos tendrían una autonomía significativa. Este enfoque, insiste la ACT, es consistente con la Constitución de China, que permite la autonomía en las regiones de minorías étnicas, precisión respaldada por diversos gobiernos occidentales. Si se implementa el Camino Medio, dice la ACT, China supervisaría la defensa y los asuntos exteriores del Tíbet, pero el pueblo del Tíbet manejaría sus propios asuntos en materia de religión, cultura, educación, economía y medio ambiente.
La esperanza de la ACT, es que el Camino Medio, de aceptarse por el gobierno de Xi Jinping, respetaría los derechos fundamentales del pueblo tibetano, traería paz y seguridad a China y proporcionaría esperanza e inspiración a las áreas de conflicto en todo el mundo.
La negativa del poder centralal enfoque del Camino Medio
China aprovecha cada aniversario de la invasión al Tíbet en 1949, con el subsiguiente desmantelamiento del gobierno del Tíbet en Lhasa, para rechazar explícitamente el enfoque de “camino medio”. Prueba de ello, por ejemplo, en 2014, en un discurso transmitido por la televisión estatal del Tíbet, el presidente de la Región Autónoma del Tíbet de China (TAR), bajo la autoridad de la RPC, Losang Gyaltsen, dijo que el enfoque del Dalai Lama era “un enfoque camuflado” que busca la independencia del Tíbet. Y continuó: “El Tíbet no puede ser independiente, ni puede ser una semi-independencia o una independencia disfrazada”, dijo de pie junto a la bandera nacional de China (4).
De allí se desprende lo difícil que puede ser para la ACT encontrar un terreno fértil para reabrir los diálogos abortados desde el 2009. No se puede pasar por alto que Occidente, en especial los Estados Unidos y sus aliados de la Otan, en el juego geopolítico le conviene avivar todo lo que debilite de alguna forma a su formidable contrincante chino. Del otro lsdo, hay que reconocer que ese peligroso juego pasa por el proceso que se vive hoy en el siglo XXI, de salir de un mundo unipolar prevaleciente entre 1989 y el 2008, aproximadamente, hacía un nuevo orden multipolar en el que, además de Occidente, están jugadores como Rusia, China, India, y los demás miembros del Brics.
Por ello, la afirmación de Gyaltsen, que sigue vigente en el 2023, apunta, en realidad a que la lucha de China es contra una «fuerza enemiga occidental» y la «camarilla del Dalai» –usando un lenguaje típico de la revolución cultural de Mao–, y que lo que está en juego es una importante lucha política por la unidad de China versus la separación o fragmentación de esa nación, y apelando a una típica inversión de términos, “la democracia contra el autoritarismo y el progreso contra el atraso”. Frente a lo anterior, Kunga Tashi, que trabaja en Nueva York para el gobierno tibetano en el exilio, manifestó en su momento que ese tipo de declaraciones muestra que los líderes chinos no están dispuestos a comprometerse para resolver el problema tibetano (5). “El enfoque del camino medio está de acuerdo con el principio [demanda] de China”, dijo. “Decimos que no nos estamos separando de China, si obtenemos una autonomía significativa”. Son, en resumen, dos posiciones muy difíciles de reconciliar, si bien la ACT ya renunció a sus pretensiones de independencia, la China no se ha movido en absoluto en su posición de negar cualquier tipo de autonomía.
Vida en el Tíbet hoy
China genera una intensa campaña para asegurar que las condiciones han mejorado en el Tíbet desde que Partido Comunista asumió el poder. Sin embargo, Tíbet, que tradicionalmente fue una nación nómada, extremadamente pobre, y con altísimo nivel de analfabetismo, hoy día continúa siéndolo, pero con problemas adicionales típicos de sociedades marginales occidentalizadas: prostitución, pornografía, turismo depredador y progresiva destrucción de la identidad cultural (algunos hablan de genocidio cultural); la llegada masiva de migrantes, así como de turistas chinos al Tíbet, es impulsada por las autoridades chinas. El resultado es un debilitamiento ostensible de la cultura e identidad tibetana, pues en las escuelas se prohíbe enseñar el tibetano y las prácticas religiosas están estigmatizadas cuando no perseguidas o prohibidas. Hoy día en el Tíbet se ven cada vez menos tibetanos y más chinos étnicos, se habla más mandarín que tibetano, y los negocios y tiendas están en manos de chinos y no de tibetanos, así como los empleos más importantes, tanto del gobierno como de las entidades privadas; los tibetanos han sido relegados a labores que los conminan a vivir en unas condiciones de pobreza extrema.
El aspecto más relevante de su cultura, la práctica milenaria del budismo prácticamente ha desaparecido. Muchos de los santuarios budistas, los monasterios donde miles de sacerdotes budistas se dedicaban a la meditación y la oración, han sido cerrados y sus monjes expulsados, cuando no torturados, perseguidos o asesinados. Solo unos pocos monasterios han permanecidos abiertos, incluso restaurados, por el gobierno chino para ser exhibidos como un destino turístico y como demostración de la supuesta tolerancia religiosa y cultural del gobierno de Xi Jiping (6).
¿Progreso o atraso?
Al defender su gestión en esta región, con frecuencia Beijing cita la conquista de mejores niveles de vida. Frente a esas afirmaciones, el diputado tibetano en el exilio Kalsang Gyaltsen Bapa dijo que la comparación de las sociedades antiguas y modernas es solo una excusa. «China no tiene apoyo histórico y legal para ocupar el Tíbet», dijo Bapa al servicio tibetano VOA, hablando en tibetano. «Así que necesitan decir que el viejo Tíbet era oscuro y atrasado, y vinieron a desarrollar el Tíbet. Tal política fue utilizada por otros colonizadores» (7).
El aniversario, que China llama “Día de la Liberación de los Siervos”, marca el desmantelamiento del gobierno del Tíbet en Lhasa en 1959 poco después de que el Dalai Lama huyera al exilio. La fecha, sin embargo, se ha conmemorado oficialmente solo desde 2009. En julio del 2021, Xi Jinping fue el primer presidente chino en visitar el Tíbet desde 1990. El mandatario llegó a esa región del Himalaya, pero no fue hasta que se marchó que la prensa oficial china informó de la visita (8).
Mientras China es señalada de suprimir las libertades religiosas y culturales, ésta niega tales acusaciones y afirma que el Tíbet se ha desarrollado considerablemente bajo su dirección. El gobierno chino defiende que el Tíbet vivía bajo el abuso extremo de un sistema feudal y de servidumbre, y que fueron liberados por la revolución. Por su parte, el gobierno tibetano en el exilio argumenta que allí se está sufriendo una colonización cultural y violaciones de derechos humanos.
La diáspora tibetana
Desde la salida del Dalai Lama en 1959, la diáspora tibetana ha ido en aumento. Tras la persecución sistemática a su población para que dejen de practicar su religión, profesar sus costumbres o hablar su idioma, y ante la oleada de migrantes chinos a los territorios de Tíbet para ser privilegiados con las mejores oportunidades de empleo, comercio o tierras, a los tibetanos no les queda mucha opción: o refugiarse en los estratos más miserables de la sociedad china, en donde no pueden mantener su identidad cultural, o emigrar, vía un peligroso paso por los Himalayas a Nepal y luego a la India. Muchísimos perecen en el camino, otros llegan con sus extremidades congeladas y deben sufrir dolorosas amputaciones en sus extremidades (9). El centro de refugiados más importante en la India es en Dharamsala, en su parte norte, desde donde el presidente de la ACT y el Dalai Lama luchan por la autonomía de Tíbet. Hoy día hay aproximadamente 128.000 exiliados ubicados en India, la mayoría, y otros menos en Nepal y Bután. En el resto del mundo hay unos 20 mil. Ellos se han dotado de una Constitución: La Carta de los Tibetanos en el Exilio. Tienen un Poder Judicial con una Comisión Suprema de Justicia Tibetana: El Comisionado Presidente del Tribunal Supremo y dos Comisionados de Justicia que son elegidos por el Parlamento Tibetano en el Exilio con 45 miembros, elegidos directamente por la población exiliada. El Kashag o Gabinete es el órgano ejecutivo principal. El Presidente es elegido directamente por la población exiliada por un período de cinco años y es quien nombra a otros miembros del Kashag. Entre las principales organizaciones con que cuentan están el Congreso de la Juventud Tibetana (TYC), la Asociación de Mujeres Tibetanas (TWA), el Movimiento Gu-chu-sum, el Partido Nacional Democrático del Tíbet (Ndpt). En cuanto a misiones extranjeras se han designado varias con sede en Nueva Delhi, Katmandú, Washington DC, Ginebra, Tokio, Londres, Bruselas, Canberra, Moscú, Pretoria, Taipei y São Paulo. Los tibetanos en el exilio se dedican a la agricultura, agroindustrias, exportaciones de artesanías, empresas de venta de prendas de vestir de lana y sector de servicios (10).
Perspectivas para su autonomía
No es fácil vislumbrar un futuro claro para el pueblo tibetano, por las razones mencionadas, realidad aún más potenciada, como coletazo, a la utilización de la causa taiwanesa por parte de los Estados Unidos para tratar de bloquear y encerrar a China. La esperanza es que el “camino medio” sea la hoja de ruta que lleve a las partes a encontrar el espacio y la oportunidad para dialogar y llegar a acuerdos. Mientras en otros lugares del planeta las diferencias geopolíticas se intentan resolver con la guerra, el Tíbet –y la ACT– jamás recurrirá a ello para lograr sus objetivos. ¿Qué debe pasar entonces para que el gobierno de Beijing acepte sentarse a la mesa y reabrir los diálogos? Dos cosas, quizás: de una parte, el éxito de un activismo político adelantado hoy día por la ACT –que tiene el obstáculo natural de no encontrar aliados en los países que mantienen relaciones políticas y comerciales con la RPC y por ello debe apoyarse en líderes y asociaciones privadas y no gubernamentales, “amigos del Tíbet”– y, de otra parte, la esperanza de un cambio profundo de las políticas internas chinas, un relevo en el liderazgo o un replanteamiento de la doctrina “una China, una nación” que permita verdaderas autonomías regionales –el precedente de los diálogos bajo el gobierno de Deng Xiaoping es evidencia de que si es viable–, como sucede por ejemplo en varias naciones de Europa. Solo eso podrá llevar a la esperanza de que el Tíbet recupere su identidad cultural con todo lo que esta implica.
- https://vaventura.com/divulgacion/historia/breve-historia-del-conflicto-tibet-china
- https://chinadialogue.net/en/nature/2811-why-tibet-matters-now-1/
- https://eldalailama.com/the-dalai-lama/biography-and-daily-life/three-main-commitments
- https://www.voanews.com/a/china-repeats-rejection-of-dalai-lamas-middle-way-for-tibet/1881586.html
- Ibid. https://tibet.net/liaison-officer-kunga-tashi-visits-losel-kyetsel-tibetan-language-and-culture-school/
- https://www.youtube.com/watch?v=fkCg-5me62Q
- https://tibet.net/kelsang-gyaltsen-bawa-takes-charge-as-new-representative-of-office-of-tibet-taiwan/
- https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-57949407
- https://www.youtube.com/watch?v=HFssawHx3RM
- https https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-57949407://tibet.net/cta-introduction-booklet/
*Escritor, integrante del consejo de redacción de Le Monde diplomatique, edición Colombia.
https://libreria.desdeabajo.info/index.php?route=product/product&product_id=180&search=A.