El desfile militar en Washington el 14 de junio pasado por el 250° aniversario del Ejército estadounidense no puede ocultar una realidad incómoda. La fanfarronería de Trump y el billonario presupuesto del Pentágono no remedian un arsenal obsoleto y tropas desalentadas por décadas de guerras fallidas.
Inspirado por lo que había presenciado en París un 14 de Julio, o quizá celoso de los desfiles militares impecables de Moscú y de Pekín, el presidente Donald Trump anhelaba que también en Estados Unidos las Fuerzas Armadas exhibieran su poder ante su comandante en jefe, es decir, él mismo. Así fue como, el pasado 14 de junio, se celebró un gran desfile en Washington en honor al 250° aniversario de la creación del Ejército de Estados Unidos, y en honor al cumpleaños de Trump. Pero el espectáculo no estuvo a la altura de sus expectativas.



