La inteligencia artificial puede ayudar al fortalecimiento de los sistemas democráticos y promover la participación pública, mejorar la igualdad y contribuir al desarrollo, pero también puede desestabilizar los sistemas democráticos difundiendo desinformación, alimentando el discurso de odio y distorsionando la opinión pública con información falsa, como advierte António Guterres, secretario General de Naciones Unidas.
Según Sigmund Freud (1856-1939) el odio es un afecto fundamental en la constitución del sujeto y en su relación con los demás, y se considera anterior al amor. Freud plantea que el odio surge de la repulsa hacia el objeto, y que puede manifestarse como una forma de defensa contra la angustia o como una expresión de la pulsión de muerte. Además, el odio puede ser tanto dirigido hacia otros como hacia uno mismo, y puede estar relacionado con la envidia y la rivalidad.



