La alteración de la distribución de las lluvias, como uno de los efectos de la devastación a la que está sometida la naturaleza por el afán de la acumulación, está produciendo alternativamente sequias e inundaciones que exacerban la incertidumbre. Los racionamientos de agua en las grandes ciudades que amenazan con agravarse son, sin embargo, explicados como resultado de fenómenos excepcionales. Debemos entender que si no nos repensamos como especie, las condiciones extremas serán la norma y los escenarios para la vida más estrechos.
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