El tardío reconocimiento de Francia y otros países europeos al Estado de Palestina no puede ocultar su tibia condena a los crímenes que Israel comete en la Franja de Gaza.
A los bombardeos incesantes, Tel Aviv añade un estado de sitio casi total. Mientras los habitantes de Gaza están atrapados en el enclave, las autoridades israelíes han cortado el acceso al agua potable, la electricidad y el gas. Bloquean la entrada de alimentos, combustible, medicamentos y material médico. Impiden que las organizaciones humanitarias presten ayuda a la población. Una cuarta parte de los habitantes de Gaza viven en condiciones cercanas a la hambruna, el 39 por ciento ya ha pasado varios días seguidos sin comer.