La intransigente política antirrusa adoptada en la Unión Europea por la guerra en Ucrania obedece más a las fantasías de grandeza de Bruselas que a las necesidades estratégicas de sus Estados miembros.
El martes 11 de marzo de 2025 se reiniciaron las conversaciones bilaterales de paz entre Rusia y Ucrania por mediación de Estados Unidos en Arabia Saudita, a 5.000 kilómetros de Bruselas. Y, por primera vez desde la primavera boreal de 2022, se abrió la perspectiva de un alto el fuego y, tal vez, de la paz. Marginados de las discusiones, desorientados por la conducta de su turbulento papá estadounidense, obnubilados por su gran rearme, los líderes del Viejo Continente asistieron como espectadores a las conversaciones que ellos se habían negado a iniciar. Sin embargo, ese mismo día, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se pavoneó en la sesión plenaria del Parlamento Europeo: “Es el momento de Europa”.

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