Esta es la historia de dos judíos que se conocieron en 1936 en los “subsuelos” de la Nkvd (desde marzo de 1954, la célebre KGB): Eva Stricker, ceramista húngara acusada de conspirar contra Stalin, y su interrogador, Alexandre Orlov, espía soviético que luego desertaría.
¿Se habrían reconocido si se hubieran encontrado aquel otoño en Broadway, ambos recién desembarcados en el Nuevo Mundo, aunque por caminos y razones diferentes? Sin embargo, habían pasado varias noches juntos no hacía tanto tiempo.
