Argentina cambió

Argentina cambió

 

Tras un largo semestre electoral en el cual fueron realizadas las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (Paso) para seleccionar de manera directa los candidatos de los partidos a diferentes cargos nacionales (agosto 9) (1), la primera vuelta presidencial, más legislativas, y algunos poderes territoriales (octubre 25) (2), y la segunda vuelta presidencial (22 de noviembre), 12.903.301 de los 32 millones que por ley están obligados a votar en Argentina (3) optaron por Mauricio Macri, candidato del Frente Cambiemos.

 

El recién elegido, Jefe por dos periodos del gobierno de la ciudad de Buenos Aires, integrante de una de las familias más ricas de su país, empresario presidente del Boca Juniors, lidera la vocería de una derecha de nuevo cuño, más mediática y conectada socialmente, que apuesta por la democracia y no por el “partido militar”;  no reivindica –al menos públicamente– las políticas de apertura, privatización y desregulación típicas de los 90, llegando a ser lo suficientemente astuta como para mostrar una “cara social” e, incluso, reconocer y elogiar las políticas públicas aplicadas por el kitchnerismo (4).

 

Al votar de esta manera, el porcentaje vencedor de la sociedad argentina se inclinó, en contra de la continuidad, por la ruptura con 12 años de gobierno kirchneristas representados en esta ocasión por el Frente por la Victoria (FpV), en cabeza de Daniel Scioli, gobernador de la provincia de Buenos Aires.

 

Victoria de hondo calado y significantes, ya que es la primera vez en 99 años que un presidente democrático no tiene origen Radical ni peronista, soportado esta vez en el partido Propuesta Republicana (PRO), formación política con escasos diez años de existencia y una presencia y liderazgo, en lo fundamental, urbana, vocero de la clase media anhelante de mayor capacidad de consumo y más seguridad cotidiana. 

 

Presencia y liderazgo que tiene su historia y raíz más visible tanto en la dirección empresarial de un popular equipo de fútbol de su país, lo que le permitió la conexión con un sector de la sociedad argentina, como en el haber regido por dos periodos la populosa Buenos Aires sin oponerse a las políticas sociales lideradas desde lo nacional ni pretender privatizaciones que lo mostraran como un reaccionario, lo que le valió para reforzar la idea de estar encabezando una nueva derecha, flexible y poco fundamentalista. Para esta sociedad, que ha padecido en el curso de su existencia “Una derecha históricamente autoritaria, filo fascista y anti-semita hasta los huesos, ello es un lujo y un milagro de la historia al mismo tiempo” (5). 

 

El resultado no sorprendió a muchos, ya que las cifras arrojadas por los comicios desarrollados durante todo el semestre daban señales de lo finalmente sucedido en noviembre. En efecto, en las primarias de octubre el candidato oficialista con el 36,8 por ciento de los votos no logró su propósito de vencer a su contrario por un amplio guarismo, el que al lograr un 34,3 por ciento de los sufragios obligaba a la realización de la segunda vuelta (6). La pérdida en esta misma consulta de la provincia de Buenos Aires, gobernada durante dos periodos consecutivos por Scioli, y en la que figuraba como candidato oficial el polémico Aníbal Fernández, jefe de Gabinete de Cristina Fernández de Kirchner, señalado por supuestos vínculos con redes de narcotraficantes, reflejaba un claro descontento social con las políticas en boga.

 

Los mismos datos arrojados por la consulta de agosto, donde Macri había superado el 30 por ciento de los votos escrutados y Scioli con 38,9 no había alcanzado más del 40 por ciento de la favorabilidad, también proyectaban luces sobre lo que podía sobrevenir: la conformación de una amplia alianza podría dar al traste con el oficialismo. 

 

Indicador reforzado. Entre esta primera votación y la sucedida en octubre el voto opositor incrementó su potencial en un millón setecientos mil, lo que también daba señales de inconformidad creciente. La división del sindicalismo, una parte del cual optó por la alianza que finalmente estructuró el ahora Presidente, y el llamado de la izquierda trotskista (que en octubre había reunido 800 mil votos) a no votar por ninguno de los dos candidatos, acabó de marcar esta tendencia.

 

Un resultado también facilitado por la crisis general que cargan los llamados  gobiernos progresistas, llevados a su límite por la caída en las ventas de las materias primas –y la reducción de ingresos que implican–, crisis en que está sumida la región como extensión de la no superada contracción económica que golpea a la economía mundo.

 

Algunos datos así lo reconfirman. Desde 2012 la economía no logra romper el estancamiento, el peso argentino pierde valor, la renta per cápita cae y la inflación trepa al 25 por ciento, superando el incremento salarial anual, realidad que erosiona las políticas sociales, inutilizándolas, porque lo que entra por un lado se lo lleva por otro el aumento de los precios y la perdida del poder adquisitivo de la moneda. Desempeño económico que potencia un crecimiento de la pobreza, la que según la Asociación de Trabajadores del Estado alcanza al 21,8 por ciento, que aunque muy inferior a la heredada al momento de iniciar el periodo progresista, que era del 57 por ciento, siempre continúa impactando, de manera preferente, a los sectores populares. Una economía que no llega a hundirse gracias a una gran inyección de liquidez y de gasto público evidente durante todo el 2015 (7).

 

Esta es una realidad que despierta malestar social, a lo cual se suma, más allá del desgaste lógico de 12 años de poder, la inconformidad ciudadana por la concentración de poder en manos de una familia, además del autoritarismo y centralismo, prácticas que restringen la democracia e impiden el surgimiento de nuevos liderazgos al interior de la formación política que lidera la Presidenta, que con su temor al pueblo, patentado en su afán por cooptar los movimientos sociales más dinámicos y representativos, le cortó sus alas. Denuncias por corrupción mellan, de igual manera, la credibilidad en el proyecto oficialista, restándole apoyos, los que también dejaron de ganarse por no romper con una política económica sustentadora del agronegocio ni hacer realidad otras formas de gobernar que dieran luces evidentes de que estaba en juego un gobierno de verdad dispuesto al cambio y no a la imposición de simples reformas parciales y localizadas. Su falta de logros en materia de seguridad, en un país que se queja por el crecimiento del robo callejero, también le restó apoyos.

 

¿Dualidad de poderes? Según todas las encuestas, Macri alcanzaría más de 10 puntos de diferencia con respecto al candidato del FpV, capital político que facilitaría el arranque de su gestión. Pero como en otras muchas ocasiones, las previsiones erraron y los escasos 700 mil votos de diferencia obtenidos indican que el espacio con que cuenta es reducido y no le favorece, mucho más si no se pierde de foco que la crisis económica también le restringirá su margen de maniobra.  Realidad social y económica evidente y que estará presente desde el mismo 10 de diciembre, día de su posesión.

 

Su posibilidad de gobernar, según lo ofertado en su campaña electoral y de acuerdo a su basamento neoliberal, sobrellevará más dificultades toda vez que no cuenta con mayorías ni en la Cámara de Diputados ni en el Senado, donde el FpV actúa como mayoría con quórum propio. Deberá soportar, además, la muy segura resistencia que provendrá de la crecida burocracia (46 por ciento) que deja el gobierno saliente. No es extraño, por tanto, que el recién elegido Presidente diga desde ahora que tratará de gobernar, donde pueda, por decretos de necesidad y urgencia (8). 

 

Deberá enfrentar más resistencias que le anuncian desde ya una gestión difícil. Así puede suponerse por su promesa de entrarle con mano dura a los llamados piquetes (bloqueo de calles), los que ganarán en intensidad como manifestación de protesta ciudadana ante las anunciadas políticas de recorte del gasto social, con reducción de subsidios y devaluación del peso que impondrá el nuevo inquilino de la Casa Rosada en su afán por controlar el déficit fiscal y la reducción en la entrada de divisas que hereda.

 

Tensiones y disputas que no sólo emanarán de la aplicación de su política local, sino que tendrán manifestaciones continentales. No es para menos. Así permite preverlo la recomposición de vínculos con los Estados Unidos tensionados por los llamados fondos buitre, su muy seguro favorecimiento a la Alianza del Pacífico, la posibilidad de volver a girar hacia la Otan, como en otra época lo hiciera Menem, y un previsible distanciamiento de Venezuela, Ecuador y Bolivia, y no de manera abierta con Brasil. 

 

Un giro que mengua aún más al progresismo suramericano el que, con la anunciada perdida de la mayoría en la Asamblea de su país por parte del Partido Socialista Unificado de Venezuela este 6 de diciembre, prosigue en su debilitamiento y la reducción de espacios para mantener en alto banderas efectivas de cambio.   

 

1 En esta consulta se eligen las candidaturas para los cargos nacionales, que finalmente fueron elegidos en la consulta de octubre. 

2 Del total de los obligados a votar un 79 por ciento respondió al llamado. En Argentina el voto es obligatorio entre los ciudadanos con edad entre 18 y 69 años, y optativo para los de 16 y 17, y los mayores de 70. En esta consulta también elegían 45 diputados del Parlamento de Mercosur (Parlasur) y la mitad de la Cámara de Diputados. En ocho provincias se renovaba un tercio del Senado nacional. En 11 se votaba al gobernador, legisladores provinciales, alcaldes y concejales. 

3 La votación total sumó 25.102.742 sufragios. 

4 Nathanson, José, “Globología”, Le Monde diplomatique, Nº 197, noviembre 2014, Cono Sur, Buenos Aires.

5 Schamis, Héctor E., “Una nueva República en Argentina”, http://internacional.elpais.com/internacional/2015/11/23/ 

6 La Constitución argentina señala que si un candidato supera el 45 por ciento o saca el 40 por ciento y logra más de 10 puntos sobre el segundo, queda elegido en primera vuelta.

7 Cué, Carlos E. “Argentina irá a segunda vuelta tras la mínima victoria del oficialista Scioli”,  El País, 10/11/2015  http://internacional.elpais.com/internacional/2015/10/25/

8 Rebossio, Alejandro, Cué, Carlos E. , “Mauricio Macri promete un ajuste gradual para evitar la recesión”, revisado 25/11/2015, http://internacional.elpais.com/internacional/2015/11/24/

 

 

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