La olvidada filosofía avant la lettrede Helene von Druskowitz

Conocí a Helene von Druskowitz mientras el mundo entero se encontraba en cuarentena. En medio del encierro y las ya habituales cifras de fallecidos por covid-19, que crecían exponencialmente, no era sencillo ser optimista. Curiosamente, aunque von Druskowitz hubiese vivido entre finales del siglo XIX y comienzos del XX, su experiencia resonaba, cien años después de su muerte, con el encierro de muchos. Ella fue una filósofa austriaca que, pese a provenir de una familia acomodada y recibir la mejor educación de su época, decidió vivir de manera libre, lo que la condujo a entrar en conflicto con las normas sociales y a ser internada en un hospital psiquiátrico.

Uno de los principales atrevimientos de von Druskowitz fue haber entablado una relación lésbica y haber cuestionado abiertamente a las autoridades patriarcales. Como penalización social por sus actos de rebeldía, pasaría los últimos veintisiete años de su vida recluida en el psiquiátrico, quedando progresivamente en el olvido. El alcoholismo no le fue ajeno. Sin embargo, su obra ha sido recientemente recuperada gracias a la actualidad de su polémica con Nietzsche, su particular concepción de la muerte de Dios y del Hombre, que se diferencia de la del filósofo alemán, y su feminismo avant la lettre: un feminismo inclasificable que combinaría creativamente lo que hoy conocemos como elementos diferencialistas, igualitaristas, lésbicos e incluso transfeministas.

Si bien su filosofía era pesimista, ya que reconocía la precariedad inherente a la existencia material, especialmente de quienes confrontan las normas sociales, nunca dejó de afirmar la vida y de proponer un sustituto ateo para la religión, pero diferente al Übermensch nietzscheano a menudo traducido como “superhombre”. A continuación comparto algunas notas en homenaje a esta magnífica y arcana autora, todas tomadas a partir de la lectura de sus textos Proposiciones cardinales del pesimismo e Intentos modernos de sustituir a la religión, los cuales fueron publicados por la editorial Taugenit en el año 2020, en una compilación titulada Escritos sobre feminismo, ateísmo y pesimismo*.

I. La precariedad de la existencia material, que se expresa también a nivel psíquico, conduce a von Druskowitz a intentar elaborar un sustituto ateo de la religión. Así, como intervención esencialmente cultural, decide rescatar el platonismo. Su trabajo filosófico es en realidad una labor crítica de intervención en la trama cultural que contribuye a modelar nuestro psiquismo, motivo por el cual leerla de manera intrafilosófica o literal nos haría perder de vista los que serían sus verdaderos aportes.

II. En su opinión, toda materia es grosera e imperfecta (precaria) respecto a lo que denomina la Esfera Superior (Ideal). La existencia se supera a sí misma tendiendo a dicha Esfera; empero, no hay un Ideal moral en sentido estricto, pues la Esfera es inherente a cada quien (se encuentra a través de un “sexto sentido”) y no admite órdenes jerárquicos trascendentes (gradaciones metafísicas). La filósofa austriaca, como Nietzsche, “invierte” el platonismo, mostrando que la Esfera Superior es inherente a la singularidad de cada quien, pero cuestiona al filósofo alemán en la medida en que este se vale de una figuración darwiniana donde el Hombre es superado por el superhombre (Übermensch), tropo que corre el riesgo de transformarse en una nueva moral secular.

La autora no se equivocó, pues se adelantó a las erradas interpretaciones nacionalsocialistas y aristocráticas tradicionales en torno al superhombre y la voluntad de poder, nociones que se confundieron con supremacismo racial y voluntad de dominación. Además, cuestionó la carga cultural androcéntrica de ambas figuras. Todo esto puede ser comprendido como una disputa cultural alrededor de las figuraciones más pertinentes como respuesta a una condición existencial precaria y en donde ya no es posible acudir, como fundamentos últimos, ni a Dios ni al Hombre que lo pretende haber sustituido en tiempos modernos. Se trata de una controversia al nivel de las figuraciones o ficciones políticas.

III. von Druskowitz no solo se negó a casarse, sino que entabló una relación lésbica y rehusó subordinarse al propio Nietzsche, quien la percibió como una mera discípula y secretaria. La disputa por las figuraciones capaces de transformar el psiquismo y la trama cultural atiende entonces a especificidades existenciales en las que la generización resulta fundamental.

IV. A diferencia de lo que sucede con Nietzsche, en von Druskowitz la muerte del Hombre no es solo la muerte de la Razón instrumental que se presenta como sustituto de Dios en la modernidad, sino que es también la muerte del androcentrismo. De hecho, von Druskowitz se niega a hablar de manera neutra, pues asume que el neutro ya es culturalmente masculino.

V. La escritura de von Druskowitz es abiertamente ficcional, pero en la que lo ficticio no se disocia de lo real. Se trata de una escritura caricaturesca, paródica, que se mofa de todo lo grande en Occidente, especialmente de lo masculino. Incluso se mofa de quien se mofa: subtitula su texto Proposiciones cardinales del pesimismo “Un vademécum para los espíritus más libres”, haciendo referencia al espíritu de Nietzsche, el cual no sería lo suficientemente libre. Por otro lado, el texto, en tanto intervención cultural y en el psiquismo, se comprende como vademécum, es decir, guía farmacéutica que pretende curarnos del veneno de la cultura heteropatriarcal. Para ella lo esencial de los textos no es su contenido abstracto, sino sus efectos en el cuerpo y la vida colectiva.

VI. Aunque los gestos de von Druskowitz son literarios, artísticos, rechaza que su escritura sea percibida como meramente irreal. Sus ficciones son ficciones reales o vivientes. Debido a esto defiende la existencia de un juego metafísico entre lo que Bergson denomina lo virtual y lo actual; de lo que se trata es de actualizar aquella Esfera Superior inherente a cada quien allende las normas sociales hegemónicas.

VII. Uno de los contrastes más importantes entre von Druskowitz y Nietzsche consiste en que la primera, a diferencia del segundo, se declara socialista explícitamente y afirma que una existencia superior es casi imposible de lograr o generalizar en medio de relaciones sociales de explotación y dominación. La precariedad material es también precariedad económica, por lo que realizar una existencia superior, que se acerque a la Esfera Superior, exige transformar las relaciones de explotación y dominación.

VIII. De la Esfera Superior nada se puede aseverar externamente, solo podemos aproximarnos a ella de modo especulativo y es un proceso singular, aunque asociado a una transformación económica y cultural irreductiblemente colectiva. Esto neutraliza los efectos negativos asociados al platonismo y convierte al platonismo de von Druskowitz en uno de corte paródico o lúdico.

XIX. Por último, von Druskowitz apela al separatismo estratégico de lo femenino respecto a lo masculino, para terminar convocando a la abolición de la institución del matrimonio y de la reproducción misma, pues ansía el “fin de la humanidad”. No obstante, lo anterior no debe entenderse de manera literal, es una narración en la que verdad y ficción se confunden, pues está orientada a cuestionar la cultura falogocéntrica y todas sus instituciones, a superar no solo al Hombre, sino a la sociedad heteropatriarcal.

Es a esa sociedad a la que no está dispuesta a reproducir, por lo que prefiere optar por la experimentación creativa con relaciones entre mujeres. El epígrafe con el cual inicia sus Proposiciones lo expresa todo:

Conducid a un nonagenario ante un tribunal

y experimentaréis algo parecido

a lo que sentiréis al leer este escrito.

Esta obra ha de ser leída y apreciada igual que han de admirarse el valle de Chamonix y el glaciar del Ródano.

Quizás aún estemos en mora de conducir a los patriarcas nonagenarios al tribunal y de leer como si estuviésemos admirando valles y glaciares.

* von Druskowitz, Helene. (2020). Escritos sobre feminismo, ateísmo y pesimismo. Introducción, traducción y notas de Manuel Pérez Cornejo. Taugenit Editorial.