En apenas poco más de treinta años, China logró erradicar el hambre, a pesar de su parte reducida de tierras cultivables (el 9 por ciento del territorio, frente al 50 por ciento en Francia). Fuera de las grandes llanuras del noreste o los importantes establecimientos agrícolas del sureste y el centro, los campesinos atraviesan condiciones de vida difíciles. Muchos deben encontrar actividades anexas (turismo, transporte) o emigrar a la ciudad. El “nuevo campo socialista” prometido todavía no surgió.
La otra cara del éxodo rural. Búsqueda de renovación en los campos chinos
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