La privatización de las autopistas francesas, iniciada por el gobierno de Lionel Jospin y generalizada por el de Dominique de Villepin, es un perfecto ejemplo del capitalismo de connivencia a la francesa. Infiltrado por los capitales privados, el Estado depredador impuso el costoso sistema de peaje, asumió la mayoría de los riesgos y luego organizó la captación de la renta por parte de los grandes grupos.
Pequeña crónica del Estado depredador
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