Uno podría suponer que el turismo de cruceros quedó tocado por el naufragio del Costa Concordia y, más tarde, hundido por la covid. En realidad, al sector nunca le ha ido tan bien: 34,6 millones de pasajeros por todo el mundo en 2024, un 9 por ciento más que el año anterior y un 16 por ciento más que en 2019. Embarcarse como un viajero más en un barco entre Venecia y Mykonos permite entender mejor las razones de este éxito comercial.
El tiempo parece detenido sobre un mar Adriático desierto. “Siente la magia en el aire”. La música pop del grupo Magic System se mezcla con el ruido sordo de los motores. El Armonia dispone de 2620 plazas para pasajeros y una tripulación de 721 personas. La estela de este edificio de trece puentes y 274 metros de longitud rompe el azul profundo de las aguas, mientras que el del cielo se ve velado por el humo que escupe la gorda chimenea decorada con el logo de la Mediterranean Shipping Company (MSC), la mayor empresa marítima del mundo y la cuarta por lo que a cruceros se refiere.