La industria de la inteligencia artificial consume cada vez más energía. Sin embargo, cuantificar su huella de carbono resulta difícil: Silicon Valley no comparte los datos. Por otra parte, el énfasis en cuantificar un peligro no siempre fomenta la acción colectiva para combatirlo. ¿Debemos abogar por la transparencia de las actividades perjudiciales o por su prohibición?
Una consulta en el chat- bot de inteligencia artificial ChatGPT (desarrolla- do por OpenAI) consumiría 2,9 vatios-hora, lo que equivale al consumo de un microondas en funcionamiento durante 12 segundos. Es decir, sería una cantidad de electricidad diez veces mayor que la empleada por una búsqueda en Google [antes de la integración de inteligencia ar- tificial en el buscador de Alphabet]. Estos datos han sido ampliamente difundidos por los medios de comunicación. Pero también hemos podido leer que el consumo energético de ChatGPT sería solo seis veces (1) o cuatro veces (2) superior al de una búsqueda en Google, o incluso más o menos similar (3). ¿Cuál es entonces la cifra correcta?