Desde la llegada al poder en Abu Dabi del príncipe heredero Mohammed bin Zayed Al Nahyan (MBZ), los EAU buscan expandirse y consolidar su influencia. Las competencias de camellos no son sólo un evento cultural y económico: son también una estrategia para consolidar el autoritarismo en los países petroleros del Golfo.
Los banderines ondean en el viento cálido, las pruebas concluyen y por fin es la hora de los premios. Estamos en mayo de 2025, en Tan-Tan, una ciudad del sur de Marruecos. Un cartel que celebra la amistad entre la realeza y los Emiratos Árabes Unidos cuelga sobre el podio, donde los propietarios de los camellos victoriosos reciben cada uno un trofeo con la imagen de este emblemático animal del desierto. Debajo, las banderas de los dos países están entrelazadas. El encargado de entregar los premios es el general Fares Khalaf Al Mazroueï, comandante en jefe de la policía de Abu Dabi. La presencia de esta figura de alto nivel demuestra que el evento no es solamente deportivo. Es una oportunidad para que la adinerada petromonarquía del Golfo refuerce su influencia en el reino jerifiano, donde organizó estas competencias por primera vez en 2016 durante un festival que celebraba la cultura nómada al que asistieron unas treinta tribus.