Carta abierta a la ministra de Cultura, Patricia Ariza

Respetada ministra:

Constituye una excelente noticia habernos enterado gracias a su reciente anuncio que el Ministerio que usted dirige contará con un presupuesto para el 2023 de más de 700.000 millones, un 125 por eiento por encima de lo que había presupuestado el anterior gobierno para la siguiente vigencia. Esto es un claro indicio del lugar que el actual gobierno da a las artes, a la cultura y a su patrimonio cultural.  De esta manera, creemos, la cultura dejará de ser la cenicienta de los Ministerios, y se podrán adelantar, bajo su dirección, muchos de los esfuerzos indispensables para que en Colombia respiremos un clima de respeto por el quehacer cultural. Con certeza dicha cifra aún se queda corta para tanto proyecto urgente e importante que hay en los planes de trabajo del Ministerio, pero es un buen y prometedor arranque del cual pueden desprenderse luces con claras tonalidades para recorrer los caminos hacia la tan anhelada sociedad en justicia y paz que debiera ser nuestro país.

Nos preguntamos, en los periódicos Le Monde diplomatique edición Colombia y desdeabajo, si para este cuatrienio hay lugar a la recuperación de los dos principales tesoros culturales que cuenta nuestro país. Uno en el exterior, el otro perdido en una población cercana a Bogotá.

Nos referimos, en primer lugar, a una estrategia encaminada a que regrese al país, por fin, el llamado Tesoro Quimbaya, donado ilegalmente desde finales del siglo XIX, en un bochornoso espectáculo desconociendo toda la legislación vigente sobre cuidado y preservación del patrimonio cultural, por el presidente Carlos Holguín, a su amiga personal, y reputadamente amante, la reina regente de España, Maria Cristina de Habsburgo-Lorena. La razón, su gratitud por haber la reina servido en el laudo arbitral para fijar los límites entre Colombia y Venezuela. Un acto que se perfeccionó con un oscuro documento de compraventa privada, y de manera inconsulta con las instancias debidas, como el Congreso de la Republica de ese entonces.  Así se entregó al Reino de España, la colección más valiosa que existe en el mundo en cuanto a orfebrería prehispánica.

Tesoro de los Quimbayas – Foto: Museo de América

Dicho tesoro constituye hoy, como lo puede constatar cualquier visitante, la joya de la corona del Museo de América en Madrid. Una y otra vez se ha insistido en la importancia de recuperar este tesoro para nuestro país. El Tesoro Quimbaya, encontrado cerca del municipio de Filandia, en el hoy departamento de Quindío, es colombiano y debe regresar a Colombia.

Para que así sea, existen numerosas iniciativas e incluso directrices de la Corta Suprema de Justica del 2017 para que el gobierno emprenda una acción coordinada y efectiva para que España devuelva un tesoro que salió de manera ilegal de nuestro país. Si España pudo recuperar, en su momento, tesoros artísticos sacados de sus fronteras en tiempos de la Guerra Civil, como es el caso del Guernica de Picasso y la Dama de Elche ¿por qué motivo no puede ese país, en un gesto digno de fraternidad hispanoamericana, devolver el tesoro que llegó a sus manos ilícitamente?

Un propósito para el cual no deben ahorrarse esfuerzos. Se requiere, entre ellos, de una acción mancomunada, liderada por el presidente Petro frente al rey Felipe VI y al presidente del gobierno español, secundada por el ministerio de Cultura y la Cancillería para que la empresa tenga un exitoso final, y los colombianos podamos, por primera vez, apreciar, en nuestra tierra, el más valioso trabajo de orfebrería de todo el planeta que produjo la cultura quimbaya entre los siglos III y X de nuestra era. Su destino natural, por supuesto debe ser una sala exclusiva del Museo del Oro.

El segundo tesoro que es urgente recuperar es la portentosa y casi inaudita serie de doce arcángeles pintados en la Colonia por un anónimo maestro criollo. Si el Tesoro Quimbaya es desconocido para los colombianos y apenas se tiene una vaga referencia de su existencia, esta joya de arte colonial sí que es desconocida en nuestro país. No existe en el mundo, ni en España, ni en Francia, o los países bajos o en Italia, cunas de la gran pintura del siglo diecisiete, ni en las escuelas que surgieron en el Nuevo Mundo, la de Veracruz, Quito, Cuzco o la misma Santafé en los talleres de los hermanos Figueroa o el de Gregorio de Vásquez Arce y Ceballos, una serie que se le compare, no solo por su calidad artística, sino por el atrevido vuelo temático que encierra: arcángeles cubiertos de múltiples misterios insondables donde confluyen el desconocimiento de la identidad del maestro que los pintó, el origen en la cábala de los nombres de los arcángeles, lo cual es insólito pues fueron pintados originalmente para el Convento de los Dominicos en Santa Fé, donde hoy queda el edificio Murillo Toro, actualmente sede del Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicaciones.

Arcángel Seactiel. Detalle. Foto: losarcangelesdesopo.com

Téngase en cuenta que los dominicos eran enemigos de la cábala por ser esta una vertiente del misticismo judío; ellos, al fin y a cabo, eran los guardianes de la fe católica y administradores de la Inquisición, pero su mayor valor es la finalidad estética, sensual y hasta erótica que tuvo el desconocido maestro para pintarlos. Esta serie, restaurada admirablemente durante el gobierno de Betancur, hoy duerme el sueño de los justos en la capilla donde fueron encontrados en el municipio de Sopó-Cundinamarca, tras el incendio del monasterio de los dominicos en Bogotá en el siglo diecisiete. Vale decir que Sopó es uno de los municipios más ricos del país, y en donde se logró erradicar el analfabetismo, que cuenta con más de doce polideportivos, varias casas de cultura y el apoyo irrestricto de una gran multinacional láctea.

Desde la restauración en 1986 de esta serie pictórica, ni dicha empresa multinacional, ni los alcaldes, ni los párrocos de la capilla del Divino Salvador, han hecho absolutamente nada para dar a conocer y hacer valer lo que sin lugar a duda es la mayor joya de arte colonial de nuestro continente. ¿Por qué tanta desidia? Es necesario sacar la serie de un municipio que ignora y desprecia semejante tesoro, para ubicarla, en un esfuerzo coordinado entre la Arquidiócesis, la comunidad de los Dominicos, el Ministerio de Cultura y la alcaldía de Sopó, en un lugar en el país donde se le puede dar el reconocimiento, el brillo y su justa valoración.

Es hora, creemos, que este gobierno que rompe paradigmas y se atreve a entrar en aguas desconocidas para nuestra historia, emprenda este doble esfuerzo, más allá de todas las actividades que llenan la agenda del Ministerio, para que los colombianos podamos conocer, valorar y respetar los dos más grandes tesoros artísticos con los que contamos.

Con el respeto que usted se merece,

Periódicos Le Monde diplomatique, edición Colombia y desdeabajo.

Información adicional

Autor/a:
País:
Región:
Fuente:
El Diplo We would like to show you notifications for the latest news and updates.
Dismiss
Allow Notifications