La crisis financiera que ahora está centrada sobre Europa, propiciada por sus propios grupos financieros, obliga no sólo a la eliminación del Estado de bienestar sino además a la desaparición de la democracia formal misma y de la soberanía hasta ahora conocidas. Bajo el peso del soberano del siglo XXI –el capital financiero–, ganan auge la democracia y la soberanía limitadas, así como la “economía de guerra”. Decenas de miles de seres humanos se movilizan en defensa de sus derechos. Se teme que se llegue a las “democracias autoritarias” (ver págs. 3-11 y 40).
La crisis se profundiza, Democracia y soberanía desteñidas
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