Si a usted le propusieran participar en un ensayo terapéutico, ¿aceptaría? Al tomar parte en un estudio de esta naturaleza –destinado a evaluar nuevos tratamientos–, ayudaría a pacientes que sufren los mismos problemas que usted. Sin embargo, este estudio, en general consiste en un sorteo: el enfermo voluntario puede recibir un principio activo tanto como un placebo, con el fin de medir si seguir un tratamiento es más eficaz que su ausencia. Pero este test en “doble ciego” –ni los pacientes ni los médicos saben quién tomó qué– implica potencialmente privar a los individuos enfermos de un producto que podría curarlos. Y esto en nombre de un saber que beneficiaría a la totalidad de los pacientes.