A pesar de las noticias sobre la victoria, Libia está lejos de vivir días tranquilos. Sólo la producción de petróleo, facilitada por las empresas extranjeras, ha reencontrado su nivel anterior a los bombardeos.
La Asamblea Constituyente elegida el 7 de julio trabajará en un ambiente de enfrentamientos entre tribus y consolidación del poder de los caciques.